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La mesita de nochePor: Antonio Caballero
Este pequeño mueble ha ido evolucionando a largo de su particular historia
El libro que leemos antes de dormir, los apuntes para estudiar, el agua para beber, el reloj despertador, la crema, las pastillas, el mando del televisor… dime que ves en la mesilla de noche y te diré como eres.
La mesita de noche es un mueblecito para colocar junto a la cama. Su función original era la de ocultar el orinal en la parte inferior que se cerraba con una puerta. Hoy nos puede parecer este hábito asqueroso, pero hay que tener en cuenta cómo era la vida de entonces (no existía el cuarto de baño como lo entendemos ahora).
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mesillas reproducían en una pequeña parte superior unida a la encimera, los mismos elementos decorativos de la cabecera de la cama y de los demás muebles del dormitorio; a veces se completaba con un pequeño estante para la palmatoria.
La mesita de noche también recibe el nombre de velador o mesilla de luz; a pesar del poco espacio que ocupan son muy efectivas y pasa a convertirse en el protagonista principal de nuestra habitación, pues nos evita tener que encender la luz principal o levantarnos de la cama. Son complementos indispensables para la decoración de la estancia en la que más tiempo estamos. Este mueble funcional alberga características que son de gran utilidad para ordenar y organizar los objetos y accesorios que deseamos tener, por así decirlo, más a mano durante las horas de sueño u otros menesteres.
Su peculiar diseño nos proporciona espacio suficiente para albergar objetos varios que podamos necesitar. Este pequeño mueble ha ido evolucionando a largo de su particular historia; si en un principio el dormitorio formaba parte de un conjunto y con el mismo diseño, su evolución ha hecho que este pequeño mueble sea un objeto de lo más personal e intimista. Ya no importa la uniformidad, lo esencial es sentir lo que nos transmite la mesita de noche, la mesita puede ser un recuerdo, ese mueblecito que encontramos en aquel viaje o esa herencia adquirida o, simplemente, lo gracioso y bello de su textura, el color, la simetría y las sensaciones.
Antonio Caballero Bataller
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