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EL SEIS DOBLE
sábado, 4 de julio de 2009
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Pinturas murales góticas encontradas
recientemente en la Casa Real de Alzira
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 La Casa Real de Alzira o una restauración irreal
Artículo de opinión de Marino Baler

“Una cosa es saber el pasado de un pueblo y otra muy distinta profanarlo por motivos políticos”


Lectura con música de fondo

 

  

Pensamientos y más cosas


Marino Baler

 

Jhon Ruskin, escritor y profesor de arte y arquitectura escribió, a mediados del siglo XIX, una obra titulada “Las siete lámparas de la arquitectura”. Cada una de estas lámparas tenía un significado y simbolizaba una cosa diferente a tener en cuenta para poder interpretar una obra arquitectónica coherentemente. A saber: la lámpara del sacrificio, la lámpara de la verdad, la lámpara del poder, la lámpara de la belleza, la lámpara de la vida, la lámpara de la obediencia y la lámpara de la memoria.

He recordado a este autor a raíz de una noticia publicada hace pocas fechas en este periódico sobre el descubrimiento de una pinturas góticas en la Casa Real y ello me ha llevado a recordar que hace tiempo leí que se estaba preparando, también, una posible restauración de la misma. Es lógico que cualquier pueblo quiera saber su pasado, pero una cosa es saber su pasado y otra muy distinta profanarlo por motivos políticos.

La Casa Real, en la actualidad, es un solar lleno de hierbas, con material de obra almacenado, un par de muros en pie y que hay gente que desconoce su ubicación. Me parece bien que se estén descubriendo cosas y que se saquen  a la luz, pero de ahí a tener que reconstruirlo hay un mundo, un mundo cruel.

 

“No todo es susceptible

de ser restaurado, ni conservado.

Los edificios cumplen su función y desaparecen,

como las personas”

 

Si hacemos caso a Ruskin, al tratar de reconstruir lo que fue la antigua estancia, atentamos, por lo menos, contra la lámpara de la verdad, que según el autor, hay dos tipos de engaño: el estructural, en el que la estructura no cumple su función y el ornamental, donde los materiales no pueden ser otros ni los ornamentos construidos con moldes. Y la lámpara de la obediencia: en la que no se debe intervenir un edificio ya iniciado por otro, ignorando lo original. ¿Qué significa esto? En el primer caso se pierde el verdadero sentido porque esa casa ya no será lo que fue, ni tendrá el mismo fin y ni muchos los mismos materiales y técnicas constructivas originales. El segundo caso es más grave porque si tenemos en cuenta que no existe tal edificio, solamente un par de muros, la aberración es mayor.

El hecho de citar a Ruskin no implica que sus escritos sean dogma de fe. Simplemente resaltar que la restauración es algo que no se puede tomar a la ligera. No se puede reconstruir cualquier cosa por el hecho que esta haya existido. El campo de la restauración en arquitectura es más complejo, incluso, que una edificación nueva.

No todo es susceptible de ser restaurado, ni conservado. Los edificios cumplen su función y desaparecen, como las personas. Una cosa es que se les haya dado un mantenimiento y que haya perdurado hasta nuestros días, pero el tratar de suponer como era, como podía haber sido y lo que había y hacerlo es igual que querer resucitar un muerto, es crear una especie de Frankenstein con pedazos de lo que se imagina. ¿Cómo piensan restaurar esa casa? ¿Existen planos originales? ¿Lo harían con técnicas antiguas o actuales? Son numerosas las preguntas que se pueden plantear a esta cuestión. En el caso que nos ocupa, bastaría con una limpieza decente del solar y una placa conmemorativa del hecho histórico.

Leyendo el artículo sobre las pinturas góticas nos damos cuenta de la poca precisión del mismo: “Estas pinturas góticas, que se han localizado, podrían corresponder a la decoración del inmueble adosado a la Casa Real” ¿Podrían corresponder? ¿No sé sabe? ¿Y si no lo estaban y hablamos de una suposición? La barbaridad sería enorme porque hablamos de realizar algo que ya estaba y nosotros podemos darle una interpretación totalmente distinta. Cuidado con eso.

 

“Uno de los principales males que tiene la arquitectura,

sobre todo en lo que engloba a restauración monumental,

es la acción de los políticos”

 

Por otra parte, me hacen gracia las palabras del Concejal de Patrimonio: “Este descubrimiento supone una ampliación de nuestro legado patrimonial. Esperamos poder recuperar pronto estas pinturas murales góticas para su conservación, como seña inequívoca de nuestras raíces”. Vamos a ver. ¿Nuestro legado es un solar derruido sin ningún tipo de cuidado durante años? Esto es como tener un familiar olvidado, desde hace años, al que le toca la lotería y nos falta tiempo para ir a chuparle hasta el último céntimo. ¿A qué raíces se refiere? ¿A las que abundan en el solar?

 

Uno de los principales males que tiene la arquitectura, sobre todo en lo que engloba a restauración monumental, es la acción de los políticos. Estos solo se preocupan de recibir subvenciones millonarias, en ocasiones innecesarias, para hacer algo que no se debería hacer. Si un político entendiese de arquitectura dudo mucho que permitiese los constantes ataques que se perpetran contra edificios dignísimos. Pero el dinero es el dinero, salir en la foto implica popularidad y los votos permiten estar sentados en el sillón (eso significa un generoso sueldo). Igualmente, un arquitecto también debería ser consciente con lo que va a hacer. Del mismo modo que un médico tiene que explicar a su paciente los riesgos de una operación, los arquitectos deberían ser consecuentes con lo que van a realizar.

Nuestra ciudad, por desgracia, no escapa a esta circunstancia, ¡qué le vamos a hacer! El monasterio de la Murta (ya lo comenté en un artículo anterior) es un ejemplo de esto. Una ¿restauración? aberrante e insultante, como la realizada en el antiguo cenobio, pero que solo sirve para decir que por hacer cosas se han recibido millones para ello y, evidentemente, la foto; aún a costa de cargarse un monumento tan representativo. Por ello espero que no se les ocurra ninguna idea faraónica y que no atenten contra la historia de los edificios. Estos también tienen derecho a una muerte digna.

De todos es conocida la famosa frase de Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Frase que puede resumir a la perfección su ley de la palanca allá por el siglo III a. C. Pues bien, algo así es lo que parece que han pensado algunos políticos de nuestra ciudad y cuales Arquímedes del siglo XXI parecen haber dicho: “Dadme un par de piedras y reconstruiré lo que sea”. En fin, no me quiero imaginar lo que harían, algunos, si estuvieran en Grecia.

Por último, acabaré de la misma forma que he empezado, recordando a Ruskin, y algunas de sus frases más famosas.

“Tenemos que dejar que los edificios mueran dignamente”.

“No tocar sus piedras sino esparcir sus restos”.

“La restauración es un engaño y un daño menor que la ruina del edificio”

“No tenemos derechos sobre ellos, pertenecen a la historia igual que los hombres”.

Dicho queda. Espero que no se les ocurra, buscando “nuestras raíces” ponerse a levantar el pueblo, buscando huesos de dinosaurios… aunque si hay subvenciones… y fotos…

 

El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.

Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia

Anónimo - 04/07/2009
¿Pero donde esta la casa Real?
Me parece muy buena la comparación con el familiar al que le toca la loteria.
Benito - 04/07/2009
La casa Real es un solar lleno de hierbas, algún que otro roedor habrá también y un par de muros a media altura que cualquier dia caerán. Eso es todo. Osea una forma muy curiosa de cuidar "nuestro legado patrimonial", como lo definió el concejal de patrimonio.
Se encuentra al principio, será el número 3 ó 5, de la calle Mayor Santa María (la calle del cuartel de la guardia civil).
Excelente artículo, yo no lo hubiera definido mejor.
Tomás - 05/07/2009
Muy buen artículo, el autor me ha hecho reflexionar pero le preguntaría: si se hubiesen conservado en Alzira el patrimonio que teniamos como murallas, murta, puentes, casco antiguo, etc... ¿no seriamos un Toledo en pequeño?
Marino Baler - 05/07/2009
Tomás, gracias por tus palabras.
Respecto a la comparación con Toledo yo creo que no. Alzira no se ha destacado nunca por grandes edificios dignos de mención que destaquen sobre cualquier otro que haya en los pueblos vecinos, a excepción de las murallas que por la geografía del terreno y por la importancia política que tenía la ciudad formaban parte de la anatomía del pueblo. El único edificio digno de destacar sería el monasterio de la Murta, pero solamente hay que ver la chapucera restauración que allí se ha hecho. Resumiendo, se lo han cargado cuando lo mejor hubiera sido un cuidado de las ruinas y que el paso del tiempo hubiera hecho el resto.
Tenemos edificios dignos pero no para creernos que esto es Florencia (entiéndase el símil), pueblos más pequeños, por ejemplo Albarracín, tienen el suficiente patrimonio para ser admirados por ello, pero no Alzira. Aquí, por ejemplo, no hay más que ver la función de las murallas que sirven de soporte a unas casas que tienen detrás y le quitan todo el encanto, no hemos sabido cuidar nuestro patrimonio. La casa del rey es otro ejemplo ¿Qué pretenden después de cientos de años sin haber mantenido su original construcción? ¿Volver a construirla de nuevo? Por ello no entiendo que el concejal lo anuncie a bombo y platillo cuando, arquitectónicamente, es totalmente imposible. Ahora bien, distinto es que desde el principio se le hubiera dado un cuidado y hubiese llegado a nuestros días en buenas condiciones, eso es otra cosa pero ¿con cuatro piedras que pretenden reconstruir?
Alzira tiene lo que tiene y en cuestión de patrimonio es ridículo tratar de creernos lo que no somos. Simplemente podemos conservar lo que tenemos para las futuras generaciones.
Gracias de nuevo.
Pepera - 10/07/2009
Pero esa casa esta en ruinas cayéndose. ¿ eso de la foto son pinturas ? ¿ de que dibujo se trata ? yo creia que eran eran pelados de pintura de la pared. Sería mejor que lo tiren y construyan algo nuevo...

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