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Síntesis histórica del nacimiento de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la MurtaEn el mes de febrero de 1955, tiene lugar la primera fiesta de la Candelaria de la época actual, que se celebró en el altar de los Santos Patronos Bernardo, María y Gracia
La Hermandad de Caballeros de Nuestra Señora de la Murta, había empezado con fuerza su andadura, y su presidente don Juan Bautista Blasco Ferrer pronto inició sus primeros contactos con la comunidad de monjes Jerónimos del Monasterio de Santa María del Parral en Segovia con el fin de recabar información sobre la historia de nuestro Monasterio de la Murta. Y muy pronto, la hermandad consiguió reunir una gran documentación sobre la orden jerónima y sobre nuestro cenobio alzireño debido especialmente a los esfuerzos del presidente y de D. Enrique Núñez. Sirva como ejemplo el hallazgo milagroso del magnífico documento titulado Historia de la fundación del Monasterio del Valle de Miralles y hallazgo y maravillas de la Santísima imagen de Nuestra Señora de la Murta, año 1773, original del padre Juan Bautista Morera prior del Monasterio de la Murta, y del cual fue cedida una copia a la Real Cofradía por gentileza de su propietario el Ilustrísimo señor Barón de Terrateig. Y todo ello, sin perder de vista la intensa búsqueda durante los meses de septiembre y noviembre de 1.955, de otras fuentes documentales en el Archivo Histórico Nacional en Madrid, quizá por mediación del citado D. Eugenio Martí Sanchis, contactando directamente con D. Francisco Sintes a la sazón Director General de Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación Nacional y D. Luis Sánchez Belda, como Director del Archivo Histórico Nacional. Se localizaron en el citado Archivo 292 Pergaminos fechados entre 1.289 y 1.667 referidos al Valle y Monasterio Jerónimo de la Murta, así como un Legajo de papeles administrativos de la Edad Moderna, un Libro de Censos del Siglo XVI, diferentes Actas Capitulares fechadas entre 1.580 y 1.661, y un Registro de Religiosos comprendido entre 1.537 y 1.798. Destacar que entre los Legajos localizados llamó la atención de D. Enrique Núñez un documento eclesiástico sobre indulgencias concedidas a los que visiten a la Virgen de la Murta, año 1.469, del que finalmente se solicitó copia traducida del latín con un coste estimado de 200 pesetas.
Pero había que llegar más lejos, y se necesitaban ayudas importantes, así que, durante el mes de febrero de 1955, la Hermandad, conocedora de su devoción mariana, decidió nombrar a doña Concha Piquer, Camarera Honoraria Perpetua, enviándole un caluroso escrito a Logroño elogiando su arte y su gran dignidad artística además de sus dos facetas más personales de cristiana y valenciana. Nombramiento que quiso agradecer el día 25 de marzo con la llegada de un giro de mil pesetas de doña Concha Piquer para el arreglo de la capilla de Ntra.Sra.de la Murta. A continuación se puso en marcha un amplio programa de trabajo con el fin de dar a conocer a los medios de comunicación la advocación mariana de Nuestra Señora de la Murta. Se mantuvo correspondencia con el Anuario Católico Español, que dirigía Fray Justo
Pérez de Urbel, con los periódicos Las Provincias y Levante EMV, con la revista Ánimos, y con las emisoras de Radio Alzira y Radio Valencia.
Por otra parte, había que atender también la recuperación de la liturgia propia de la devoción mariana de Nuestra Señora de la Murta, y con tal fin, se escribieron las oraciones para el septenario que la Hermandad había dispuesto celebrar a finales del mes de Mayo. Se compusieron unos gozos nuevos y unas oraciones para el santo rosario por parte de Juan B. Blasco para cada día del Septenario:
Día 1º.- Ntra. Sra. de la Murta, Reina de los ascetas de la Murta.
Día 2º.- Ntra. Sra. de la Murta, Reina de los afligidos y consuelo de los decepcionados.
Día 3º.- Regla Monástica, Monasterio de Jerónimos de Ntra.Sra.de la Murta.
Día 4º.- Visitantes de Ntra.Sra.de la Murta: Sant Vicent Ferrer, Santo Tomás de Villanueva y Beato Juan de Ribera.
Día 5º.- Peregrinaciones piadosas a Ntra. Sra. de la Murta: Felipe II, 19 de Febrero de 1.586.
Día 6º.- Ntra. Sra. de la Murta: Sede de la sabiduría y camino hacia Jesucristo.
Día 7º.- Ntra. Sra. de la Murta: Imagen de la Reina que gana todos los desvelos.
En la reunión de la Junta Directiva del día 21 de enero de 1955, se tomaron los acuerdos de nombrar Cofrades de Honor a doña Enriqueta Sainz de Carlos, viuda de Cantos, la cual agradeció el nombramiento con un donativo de mil pesetas, al Padre Fray Justo Pérez de Urbel, y al Procurador en Cortes Ilustrísimo Señor Don Eugenio Martí Sanchis. También se ampliaron los cargos de la Junta Directiva, creándose las figuras de Depositario y Administrador de fondos, Regidor de estudios históricos, Regidor de estudios religiosas y Regidor de relaciones y coordinación, llegándose al acuerdo de convocar el primer Capítulo General de la Hermandad para el día 28 de ese mismo mes de enero. También se acordó nombrar primera madrina de la fiesta de la Candelaria a doña Amparo Bono de Oro, la cual estuvo acompañada por don Salvador Núñez Garés como Padrino.
En el mes de febrero de 1955, tiene lugar la primera fiesta de la Candelaria de la época actual, que se celebró en el altar de los Santos Patronos Bernardo, María y Gracia repleto de claveles y plantas, con una homilía a cargo del reverendo padre don Juan Benavent, cura párroco de la Iglesia de San Juan Bosco de Valencia, que dejó impresionados a los feligreses. La madrina de aquella primera fiesta fue, como ya hemos mencionado, la señora doña Amparo Bono de Oro, se repartieron las candelas con un ramito de murta atado con un lazo blanco y las candelas mayores llevaban la señera valenciana por lazo. Al finalizar la misa solemne hubo besamanos a la Mare de Déu sólo para los niños, que asistieron en gran número. La fiesta alcanzó una gran repercusión social y la prensa reflejó el acontecimiento incluso con ilustración fotográfica de la madrina doña Amparo Bono junto a las señoritas camareras de aquella primera fiesta: doña María Carmen Piera, doña Elisa Palop, doña María Consuelo Colomer, doña María Carmen Escrivá, doña Isabel Núñez, doña Marita Ferrer, doña Consuelín Miró, doña María Teresa Núñez, doña Ángeles Colomer, doña Ana María Pereperez, doña Maruja Lloret, doña Purificación Rubio, doña Amparín Rosell y doña Maruja García.
Transcurridos los primeros meses de trabajo preparatorio, la nueva Hermandad de Caballeros de Nuestra Señora de la Murta, había empezado a gozar de un prestigio sin precedentes debido a la gran cantidad de adhesiones que estaba recibiendo por parte del mundo de la cultura, de la economía, de la docencia y de la política local. Y en medio de toda esta aureola de esplendor se desarrolló la primera Junta General el día 28 de enero de 1955, en la que el doctor y poeta don Manuel Just expuso una serie de datos históricos relacionados con la Virgen, con su antiguo monasterio y con su impresionante patrimonio. Después, se hizo pública la lista de las camareras que acompañaron a los padrinos en la fiesta de la Candelaria, y del obsequio que éstas ofrecieron a la Virgen, y que consistió en un grupo escultórico con ángeles para complemento de la Imagen de la Virgen, así como el obsequio de la madrina consistente en un cetro de oro, plata y rubíes, en recuerdo del que según la tradición regaló el rey don Felipe II a la Virgen en su Monasterio de la Murta.
Los acontecimientos confirmaban la consolidación de un hermoso sueño mariano. El día diez de noviembre de 1955, y en sesión ordinaria de la Junta Directiva, se analizaron los avances en la investigación sobre documentos del Archivo Histórico Nacional y de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas. Y todo ello sin dejar de lado el trabajo de aproximación a las personalidades más ilustres que pudieran estar relacionadas con el Monasterio de la Murta. Se nombró Caballero de Honor al Excelentísimo Señor Don Jesús Manglano de Montull, Barón de Terrateig, descendiente de Don Diego de Vich Manrique de Lara, antigua familia protectora del Monasterio. Precisamente de la citada familia Vich, la Cofradía cogería su blasón familiar como emblema.
El rápido crecimiento de la Real Cofradía, aconsejaba dar un rumbo nuevo a la Hermandad consolidando sus Juntas Directivas de caballeros y de señoras. Así pues, en la Asamblea General del día 12 de Mayo de 1957, se nombra presidenta de la Asociación Femenina de Nuestra Señora de la Murta a doña
Amparo Bono de Oro, secretaria a doña María Perepérez de Núñez y tesorera a doña Amparo Redal de Presencia, asistidas por el siguiente grupo de diez vocales, doña María Colom de Andrés, doña Milagros Ferrandis de Rosell, doña Dolores Blasco de Just, doña Carmen Fontana de Ferrer, doña Carmen Roselló de Mansilla, doña Teresa Tello de Núñez, doña Maria Redal de Piera, doña María Perepérez de Ferrer y doña Trinidad Redal de Martínez. También se acordó renovar los cargos de la Junta de caballeros quedando elegidos los nuevos directivos de la siguiente manera, Presidente don Rafael Presencia Lliso, secretario don Vicente Sanz Castellano, tesorero don Bernardo Ferrer Perepérez, y regidores de Asuntos Históricos don Manuel Just Aparicio, don Ricardo Fluixá Gómez y don Enrique Núñez Tello, regidores de Asuntos Religiosos don Vicente Ferrer Calatayud y don Juan Bautista Blasco Ferrer, asistidos por los regidores siguientes, don Manuel Oro López, don Salvador Núñez Gares, don José Durá, don Manuel Martínez Cuenca, don José Negueroles Company, don José Pellicer Magraner, don Adolfo Piera, don José Vila y don Jaime Mansilla Planas.
Pero el proceso de consolidación de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Murta, no iba a ser un camino de rosas, y muy pronto aparecieron los primeros problemas, y los conflictos con el clero y con otras cofradías de la ciudad.
Lo cierto es que ya se produjo un atisbo de desencuentro, cuando el mes de mayo de 1955 La Real Cofradía de Nuestra Señora, había solicitado permiso para celebrar el septenario de la Virgen de la Murta en el altar de San Bernardo, permiso que fue denegado con fecha 12 de mayo de 1.955, y también anteriormente, en febrero del mismo año, al proponerse en ambientes falleros una Ofrenda Floral a Nuestra Señora de la Murta, que no se llegó a celebrar. Y la verdad es que en aquel momento, nadie podía imaginar que esos desencuentros iban a desencadenar un clima difícil de sostener.
Resulta imposible explicar la historia de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Murta sin hacer referencia a la Asamblea General Extraordinaria del día 13 de octubre de 1957, en la que el señor presidente don Rafael Presencia Lliso y toda su Junta Directiva presentaron su dimisión irrevocable. El hallazgo por parte del clérigo escolapio padre Blay, en el Archivo Municipal de Alzira, de un documento con fecha 6 de Mayo de 1.893, y en el cual, la Corporación Municipal nombra a Nuestra Señora de la Murta Copatrona de la ciudad de Alzira, así como la posterior publicación de este documento por parte de La Real Cofradía, con la única finalidad de dar a conocer a la ciudadanía tan singular acuerdo municipal, desataron una gran inquietud entre las cofradías patronales de la ciudad.
Aquella Junta General llegó a tener una duración de más de tres horas, produciéndose un sin fin de intervenciones relacionadas con el único punto del orden del día, el de la dimisión, o no, de la Junta Rectora. Y finalmente, el
Presidente y la Junta Directiva tomaron la decisión de continuar en sus cargos si todo el mundo asumía la responsabilidad de defender sin paliativos el trabajo de la misma, cosa que provoco el aplauso unánime de todos los presentes como muestra de apoyo al Presidente y a toda su Junta Directiva.
A partir de aquel día, la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Murta empezó a vivir momentos difíciles, pero también, muchas horas y muchos años de inolvidable esplendor, en palabras de su primer Presidente: “las advocaciones se refieren a la misma Madre de Dios…, nosotros tomamos a Santa María de la Murta como exponente de la recuperación de nuestra ciudad, para que Alzira sepa estudiar su propia historia y tener conciencia de sí misma…, la Virgen María se singulariza alzireña bajo la advocación de la Murta y no comprendo su olvido”.
En el transcurrir de los años, la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Murta, ha llevado a cabo diversas iniciativas con la finalidad de engrandecer el prestigio de una de las la devociones marianas más antiguas de Alzira. Y entre las muchas actividades realizadas, hay que destacar la reconstrucción de su capilla, en la iglesia de Santa Catalina, que fue bendecida el día 2 de febrero de 1960, fiesta de la Candelaria, así como la construcción del magnífico retablo barroco tallado en madera por el escultor don José Cataluña, y policromado con oro fino por el artista valenciano don Francisco López, siendo bendecido durante el septenario del mes de junio del año 1968 por el señor arcipreste de la ciudad don Francisco Albiol Bañón. Y todo ello acompañado de diversas actuaciones como la convocatoria de dos Juegos Florales, Semanas Culturales, Exposiciones de Arte y Patrimonio, así como Conciertos Musicales, actividades realizadas como soporte y complemento al programa religioso que desarrolla la propia liturgia mariana en honor de Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Murta, y que constituyen ese maridaje cultural, mariano y cristiano, elemento distintivo de la Real Cofradía de nuestra Señora de la Murta.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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Pregunta: ¿Porque dejó de hacerse el septenario?. ¿No iba gente?.
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