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Estampas y recuerdos de Alzira (179)A las riendas con el correo
La familia Butiñá se encargaba del transporte del correo hasta Alzira con sus tartanas
La necesidad de relacionarse las familias y los pueblos ha sido de siempre. Sin embargo, la invención de los correos y postas, como institución oficial de todo el mundo no es de época muy remota.
En el transcurso de los siglos pueden advertirse en los correos tres primas importantes: servicio individual a cargo de peatones, jinetes o barqueros, que recorrían siempre el mismo trayecto. Servicio del Estado que se destinaba únicamente a fines militares y políticos dependientes de los gobiernos y servicio de corporaciones, reducido a las personas o agrupaciones que tienen intereses comunes.
En el primer caso se encontraban los peatones asirios, griegos y romanos. Como ejemplo de la segunda forma ofrece la historia multitud de ejemplos citándose como notables los de Atajerjes, los de la república romana y los de Alfonso X el Sabio. La tercera fase se ha usado por distintos gremios y aún se emplea en nuestros días en determinados casos.
Cabe a Cataluña el honor de haber establecido el correo como uso público antes que los demás estados europeos. En 1116 ya funcionaban els Troters, que luego pasaron a la Corona de Aragón y fueron mejorados por Jaime I el Conquistador y Pedro el Ceremonioso dictando sus ordenanzas Alfonso V en 1417. Pero fue en el siglo XIX cuando los crecientes adelantos y exigencias de la industria, el comercio, la prensa y la banca los que hicieron poner el correo a la altura de los tiempos facilitando la perfección de comunicaciones en caminos, lo que dio mayor impulso siendo la invención de los sellos y timbres postales.
En Alzira la estafeta de Correos, la que conocimos en los años 40, se ubicaba en la Plaza de la Constitución, donde se sitúan en la actualidad las oficinas de la parroquia de Santa Catalina. El transporte de las valijas del Correo entre la oficina postal y la estación de ferrocarril, por donde llegaba la correspondencia hasta Alzira, se realizaba en tartana. Bruno Butiñá era un alcireño que vivía en la recoleta Plaza del Horno, en el centro de la Vila. Tenía la contrata para la realización de este servicio. Disponía de dos tartanas con sus correspondientes caballos. Una la conducía el mismo y la otra su suegro, Bernardo Marimón -el So Bernat- y algunas veces su nieto Brunet. El So Bernat estuvo en el pescante de la tartana tirando de las riendas de su jamelgo hasta la avanzada edad de ochenta años. Al fallecimiento del señor Bruno padre llevaría su hijo Bruno el servicio del transporte del correo regentado por su madre, Rosa Zamora. Su hijo, más tarde marcharía a trabajar al país vecino, Francia, mientras que su madre, la señora Rosa, llevaría la contrata sustituyendo las tartanas por dos caballos. Nos es que la tartana llevaba dos caballos, sino que era aquella popular furgoneta denominada de dos caballos.
El empleado de correos que viajaba para la recepción de las valijas de correos y custodia hasta la estafeta desde la estación o viceversa, fue durante muchos años Lucas Alonso González, un salmantino que ya localizamos como policía municipal del Ayuntamiento de Alzira en 1926. Lucas, como familiarmente se le conocía, tenía el cargo de peatón.
A Lucas Alonso le sucedió en su jubilación, Pepe Abargues, que también se ocuparía del reparto de correspondencia a la barriada de Les Barraques.
Pasaron los años y los tartaneros, con el avance de la nueva técnica, cambiaron sus tartanas por automóviles bajo la denominación de coches de alquiler o taxis, pero la señora Rosa Zamora no dejó la tartana para el servicio del correo entre la estación y la oficina postal hasta mucho tiempo después.
Fallecieron el señor Bruno Butiñá, el So Bernat, Rosa Zamora y no hace muchos años su hijo Brunet, pero el servicio del transporte del correo, que ya no enlaza con la estación de ferrocarril de Alzira, Araceli, descendiente directa de los Butiñá, siguen transportando el correo desde la oficina de Alzira, en la Avenida de los Santos Patronos a los pueblos de la comarca como son Guadassuar, Benimuslem, Corbera, Llaurí y Favara.
Los Butiñá, una familia alcireña, que siguen transportando el correo casi medio siglo.
De las tartanas que transportaban a los viajeros principalmente a la estación, no hemos podido lograr fotografía alguna pero, en todo caso, acompañamos una vista de la Plaza Mayor por donde discurría la Carretera Comarcal de Xiva a Tabernes, aparcaban las tartanas que podemos distinguir al mismo lado de los quioscos.
Alfonso Rovira 22.03.1996
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