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Que los políticos sonrían en la foto con personas dependientes es inmoralOpinión: JAGS
“Y debería estar castigado con la más absoluta indiferencia”
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Al contrario de lo que le pasaba al gran humorista Miguel Gila en sus monólogos, Josep no nació sorpresivamente, sus padres le esperaban y en un frío mes de abril decidió venir a ver lo que se cocía en este mundo. Él está convencido que lo primero que percibió fue el cariño con el que le acogieron pero la alegría de los primeros días se convirtió en preocupación cuando al poco de su nacimiento sus padres, primerizos, se encuentran con que una discapacidad forma parte de su rubio bebé. Eran tiempos complicados y el régimen agravaba este imprevisto con la falta de medicinas que podían colaborar a mejorar la situación de su bebé. Después de mucho esfuerzo económico y alguna que otra trampa para que los medicamentos llegaran, comenzó el tratamiento y llegaron las mejorías en su enfermedad.
Sus padres ya eran conscientes de cuales iban a ser las limitaciones de Josep, pero al pequeño todavía le quedaba mucho recorrido por andar hasta ser consciente de la realidad que le esperaba. Y esa realidad llegó, de golpe, sin avisar, sin medias tintas, un buen día la crueldad del patio de colegio puso a aquel niño las cosas muy difíciles y así convivió unos cuantos años (una eternidad para un niño de esa edad) entre la continua discriminación de sus compañeros, el enfado permanente de la criatura con sus padres por creerlos culpables de lo que le pasaba y la no aceptación por su parte de la discapacidad.
La perseverancia de unos padres dispuestos a normalizar al máximo la vida de su hijo junto con una de las pocas cosas positivas que tiene cumplir años, que es la madurez, hicieron que todas aquellas experiencias negativas sirvieran para poner un orden diferente en la vida de Josep y entonces el espíritu de superación le hizo descubrir que los obstáculos están para superarlos y que hay muchas maneras de sortear las dificultades en la vida, descubrió que todos tenemos capacidades diferentes y que son la suma de todas nuestras capacidades no de nuestras limitaciones las que nos hacen mejorar.
He querido resumir la historia del pequeño Josep, hoy ya un hombre casado y padre de 2 niñas, porque ayer se conmemoraba el “Día Internacional de las Personas con Discapacidad” o de las Personas con Capacidades Diferentes como nos gusta decir a algunos.
Que los políticos tengan el “morro” para sonreír en la foto junto a miembros de asociaciones u organizaciones de personas con dependencia, además de ser inmoral debería estar castigado con la más absoluta indiferencia, pero no nos extraña a nadie. Pero que las movilizaciones contra estas injusticias sean tan livianas quizás sea más preocupante. Es tal la necesidad de subvenciones que a pesar de los gigantescos recortes y de los enormes retrasos en el pago de lo adeudado, la discapacidad aguanta y por el momento protesta, pero hay que recordar a los responsables políticos que un 9% de la población en nuestro país tiene algún tipo de discapacidad. Esto supone que en España hay más de 3.525.000 personas con alguna discapacidad que se merecen un respeto.
La solidaridad de los ciudadanos anónimos se está convirtiendo en el único escudo frente a los recortes de las administraciones públicas en ayudas a las personas u organizaciones que tratan de buscar una salida digna a las personas que lo tienen más complicado.
Los discursos de nuestros políticos y su buena predisposición a colaborar con la discapacidad se queda en palabras sin sentido cuando titulares como este “El gobierno valenciano, el que más tarda en pagar a la dependencia” reflejan la realidad. Por si esto fuera poco también se está convirtiendo en habitual que frente al deseo de una educación en valores e igualdad nos encontremos con que la Conselleria de Educación ignora y parece no tener mucho interés en promover la educación inclusiva. Ejemplos de ello son distintas informaciones que todos hemos podido leer o escuchar de casos de alumnos con discapacidad que meses después del comienzo del curso escolar seguían esperando las ayudas de la Generalitat.
A quienes se les llena la boca con hacer una ciudad para todos en la que la accesibilidad es una prioridad y que al mismo tiempo golpean a los discapacitados creando una ley a medida para que el copago sea un lastre más a la maltrecha economía de los dependientes. A quienes evitan la contratación de personas con discapacidad jugando con resquicios de la ley que obliga a las empresas públicas y privadas, que empleen a un número de 50 o más trabajadores, que de entre ellos, al menos el 2 por 100 sean trabajadores con discapacidad. A quienes están poniendo trabas para que estudiantes con discapacidad puedan acceder a la educación en igualdad de condiciones, para tener en un futuro igualdad de oportunidades. A todos ellos hoy me gustaría recordarles que la gente con capacidades diferentes quieren un trabajo, no limosna, están deseosos de aportar y no de ser una carga, pero sobre todo quieren ser escuchados y que no se les utilice de manera partidista.
Me gustaría terminar con el Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad 2014 “Hagamos todo lo necesario para asegurar que las políticas, los programas, las directrices y las tecnologías del siglo XXI estén al alcance de las personas con discapacidad y tengan en cuenta sus perspectivas y experiencias.” Y ahora pensemos en qué medida se está cumpliendo esta recomendación de Naciones Unidas en nuestro entorno más cercano y pensemos en las maravillosas palabras con las que desde las instituciones se habla de todo lo que hacen por el sector de la discapacidad.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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