Este año han sido numerosísimo el público que se ha acercado a visitarlos, tanto de nuestra ciudad, como de otras poblaciones e, incluso, extranjeros
Los doseles, el signo identificativo de la Semana Santa de Alzira, han acaparado hasta hoy viernes la expectación y la admiración de miles de visitantes, la mayoría procedentes de la capital de la Ribera Alta. Pero en las interminables colas de este año se cuelan muchos forasteros y algunos extranjeros, como franceses, ingleses, alemanes e, incluso, algún que otro norteamericano, según la Oficina de Turismo de Alzira.
La costumbre de adornar los pasos es casi tan antigua como la aparición de las primeras hermandades allá por el 1539, año en que se fundó la de la Soledad, la más antigua de las alzireñas. La más moderna, María Magdalena, que hace la número 20, nació casi cinco siglos después, concretamente en el año 1993.
Pero para ser más exactos el primer dosel documentado lo encontramos en el año 1797, según reflejan los estatutos de la cofradía de la Dolorosa que contempla, en aquella alejada fecha, el traslado de este paso a la casa de su clavario.
La Soledad y la Dolorosa
acaparan más de la mitad de los primeros premios
Tradicionalmente son dos las hermandades que no montan dosel y que prefieren que sus pasos permanezcan en las respectivas iglesias; la de los Caballeros de Cristo Crucificado en la Agonía y la de María Madre.
Aunque los doseles son muy antiguos, el concurso que convoca la Junta de Hermandades y Cofradías alcanza únicamente 28 ediciones. Los primeros premios otorgados hasta la fecha se los reparten entre 9 cofradías y, de ellas, la Soledad y la Dolorosa acaparan más de la mitad de este honroso galardón.
Cinco personas ajenas a cualquiera de las hermandades efectúa sus valoraciones de forma independiente y constituyen el anónimo jurado que dicta su veredicto en torno a la medianoche del miércoles santo.
Xavier Espanya
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