Artículo de opinión de Pablo García Alós
Un total de 12 Estatutos de Autonomía son nulos de pleno derecho si se sigue manteniendo en firme el de Castilla-León
En el artículo segundo de la Constitución de 1978 leemos que: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”[1] La primera parte del artículo -que termina diciendo “de todos los españoles”, tras 40 años de vigencia, no ha supuesto mayor problema político para el país; ahora bien, la segunda, sí. ¿Qué se quería decir, pues, con eso de ‘nacionalidades y regiones’?
Tal como indica el Título VIII de la carta magna -De la organización territorial del Estado, en los principios generales del capítulo primero, en el artículo 137: “El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.”[2]
Tras estos ocho lustros se ha visto con claridad que el actual Estado Español de las Autonomías es, como mínimo, económicamente inviable o, como máximo, nulo de pleno derecho; puesto que, se da la existencia de una Comunidad que infringe el punto 1 del artículo 145 de la Constitución; el cual, afirma que: “En ningún caso, se admitirá la federación de Comunidades Autónomas.”[3]
La comunidad dual a la cual refiero es la de Castilla-León
¿Qué supone jurídicamente para el Estado la existencia -como preautonomía desde 1978 y como autonomía desde 1983, de una “región española” que se denomine Castilla-León?
En primer lugar, en términos históricos, hay que aclarar que el término «Castilla-León» no se asigna a una única entidad política del pasado; sino, a una multiplicidad de entidades independientes agrupadas bajo un mismo cetro. “Castilla y León” no era un sólo Reino; sino, una Corona — o lo que es lo mismo, la unión de varios Reinos y otras entidades políticas bajo la persona de un mismo y único monarca — en este caso, desde 1474, bajo la Reina Católica Doña Isabel.
De hecho, para que la comunidad autónoma actual de “Castilla-León” realmente representase toda su extensión territorial histórica debería integrar otras muchas comunidades autónomas españolas contemporáneas dentro de sí; tales como: Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Madrid, La Mancha, Murcia, Extremadura, Andalucía, Las Islas Canarias y la Ciudad de Melilla. Nada más y nada menos que un total de 12 Estatutos de Autonomía son nulos de pleno derecho si se sigue manteniendo en firme el de Castilla-León.
Por el contrario, se salvaría de esta calamidad legal toda aquella ‘nacionalidad o región’ de la antigua Corona de Aragón; es decir, Aragón, Cataluña, Islas Baleares y Valencia; así como, también, Navarra y la Ciudad de Ceuta.
Por lo tanto, una de dos: o se suprime el punto 1 del artículo 145 constitucional, o se desdobla la comunidad autónoma de “Castilla-León” en dos comunidades autónomas separadas: por un lado, León, y por el otro, Castilla -con todo el maremágnum jurídico-económico que conllevaría dicha disección a estas alturas, tras 35 años de matrimonio territorial.
Sin embargo, esto último, también acaba rechinando en los oídos: Castilla refiere históricamente, lo quiera o no, a la Corona de Castilla; del mismo modo como Aragón remite -también de modo histórico, lo quiera o no, a la Corona de Aragón.
¿Qué pretendían conseguir, por consiguiente, los padres ‘separatistas e izquierdistas’ de la Constitución de 1978 con la inclusión de los términos ‘nacionalidades y regiones’?
Uno de ellos, 7 años después de la entrada en vigor de la carta constitucional, lo confesó a las claras del siguiente modo: “(...) Mi conclusión es que los nacionalismos llevan a un callejón sin salida, porque implican la permanente puesta en duda del modelo político de la Constitución sin aportar además ninguna alternativa mejor y más constructiva y que sólo la izquierda puede desarrollar este modelo en la forma más progresiva posible, es decir, en la forma de un Estado federal. (...)”[4]
Por consiguiente, los separatistas ya pretendían en 1978 que España se fracturase en cuatro Estados diferenciados: Cataluña, País Vasco, Galicia y las ruinas de la propia España. A su vez, los izquierdistas ya estaban interesados en dicho año en una España -unida sí; pero, federal.
Pero, ¿qué es realmente Hispania?
Otra vez me veo obligado a recurrir a la Historia. España no es la suma de las Coronas de Castilla y de Aragón. Tampoco, surge España una vez conquistada Granada, por un lado, y por otro, una vez incorporado el Reino de Navarra por la victoria sobre Francia del Rey Católico Don Fernando.
En realidad, Hispania resurge con todo su esplendor tras el matrimonio -celebrado en Sevilla, de don Carlos “el César”, Rey de las Españas y Emperador de Alemania, con doña Isabel de Portugal el 11 marzo de 1526[5], casi mil años después de su fundación por el Rey visigodo Leovigildo en el año 573.[6]
Hispania es la Nación a la que verdaderamente pertenecemos todos los ciudadanos peninsulares: la Hispania inmortal de los visigodos, la Hispania inmemorial de los romanos; aquella que inspiró durante casi 8 siglos de reconquista tanto a los Pueblos cristianos del macizo galaico y de la cornisa cantábrica como al Imperio carolingio que se asomaba desde los pirineos y a los Colectivos mozárabes de Al-ándalus que se apiñaban, sobre todo, en las ciudades de Toledo y de Valencia.
Una Hispania que preservó, aún agonizante y bajo llave, en los monasterios, tanto la filosofía y la ciencia helénicas como el derecho y el urbanismo latinos; que bajo esos mismos centros conservó la sagrada tradición y escritura de la religión católica de la Iglesia romana de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Una Hispania que, aún recomponiéndose, descubrió un Mundo Nuevo y circunnavegó el Planeta por entero. Una Hispania que, toda vez reformulada, corrigió los años y las témporas, bajo la atenta mirada del Emperador Felipe II y del Sumo Pontífice Gregorio XIII. En definitiva, una Hispania que cambió por y para Jesús y María de Nazareth, desde su época y para siempre, el tiempo cronológico y el espacio geográfico mundiales, el sentido existencial y el objetivo vivencial globales.
Esa es mi Nación. No tengo otra. No quiero otra. No hay otra.
1 - Cortes constituyentes: Constitución Española. BOE - Gaceta de Madrid. Nº 311.1, página 29.315. Madrid. 1978.
2 - ídem, página 29.331.
3 - ídem, página 29.332.
4 - SOLÉ TURA, J: Nacionalidades y nacionalismos en España. Autonomías, Federalismo, Autodeterminación. Introducción, página 15. Alianza. Madrid. 1985.
5 - ESLAVA GALÁN, J: Historia de España contada para escépticos. Booket. Barcelona. 2016.
6 - TARRADELL MATEU, M: España antigua. página 179 [publicado en la colección dirigida por VICENS VIVES, J: Historia de España y América social y económica. Volumen I. Editorial Vicens-Vives. Barcelona. 1972].
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Gracias a Dios, hace muchos años que dejamos de ser "la reserva espiritual de occidente". Gracias a Dios, que hace muchos años que enterramos la superchería, la sotana y la beatería. Gracias a Dios la ciencia ilumina nuestra razón y hemos dejado de creer en dioses de pacotilla y en charlatanes ignorantes como TÜ.
saludos
Que artículo más soporífero, como les gusta la historia a estos de VOX, parece que vivieran en siglos pasados en vez de en el siglo XXI. Sigo insistiendo ¿para cuando tienen pensado hablar de los problemas reales de Alcira? porque hasta la fecha, esto te lo han escrito desde Madrid, al igual que los anteriores artículos y se han quedado tan anchos. Estoy seguro que este mismo artículo lo podrían publicar los de VOX en cualquier medio y ciudad donde quieran presentarse a las elecciones, mira, trabajo que se ahorran. Tampoco he visto que el supuesto autor se digne en responder ningún comentario, algo que hace sospechar que su representante es una marioneta sin voz ni voto, que solo se presenta a las próximas elecciones para ver si consigue algún sillón, no para ayudar a nadie que no sea a su propio partido y así mismo.
NOTA DEL AUTOR - 06/08/2018
Dada la constancia de una desacreditación organizada contra la libre opinión del pensamiento conservador y religioso, elaborada por algunos elementos políticos locales, extraños a la vida democrática sana y normal de una población, a partir de ahora, Pablo García Alós, en tanto que autor de estos escritos, decide libremente que se omitan los comentarios sobre los temas tratados por VOX. Y de este modo, así se lo pide al editor de este diario digital a fin de respetar la libre decisión de las personas.
El autor pide a sus potenciales lectores que le disculpen si en algo, con esta decisión, pudiera molestarles. #SinSeguridadNoHayLibertad #PleaseNoComment
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