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EL SEIS DOBLE
lunes, 26 de octubre de 2009
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 Estampas y recuerdos de Alzira (81)
La farmacia de guardia que se abrió en Alzira tras la pantanada

El Colegio de farmacéuticos de Valencia envió medicamentos que se dispensaron en el primer piso del Hogar del Jubilado de las Escuelas Pías


 

El 20 de Octubre de 1982 era miércoles. Han pasado 11 años y. . . parece que fue ayer cuando, después de haber llovido muchos litros de agua por metro cuadrado aquella noche y aquel miércoles 20, reventaba la presa de Tous con las consecuencias de todos conocidas.

Habían pasado solamente dos días, era viernes 22. En las calles de Alzira aún había mucha agua, barro, coches inservibles, enseres. . . y no se sabe cómo -era una odisea entrar en Alzira-, llegó al domicilio del farmacéutico alcireño Antonio Bertomeu, que era presidente del Centro Farmacéutico, el presidente del Colegio Oficial de Farmacia de Valencia, Salvador Ibáñez. Fue como una aparición, nos cuenta Antonio Bertomeu. Las farmacias lo habían perdido todo, no quedaba sana ni una simple aspirina. El Colegio provincial reaccionó rápida y eficazmente para tratar de solucionar el desabastecimiento de medicamentos. Las primeras medicinas llegaron a Alzira en helicóptero, mandados por el Colegio, al único lugar donde se podía tomar tierra, que era la Montañeta del Salvador, donde se cobijaron muchos vecinos que fueron atendidos por el Dr. José Ferrando.

Eran momentos difíciles, pero aún así Salvador Ibáñez y Antonio Bertomeu se pusieron a trabajar planificando las medidas urgentes a tomar. Con la colaboración del ayuntamiento, se buscó un local—el piso primero del Hogar el Jubilado de las Escuelas Pías— montar una macrofarmacia donde hubiera de todo, desde un chupete hasta un bote de bicarbonato e incluso un bocadillo de jamón york que, anecdóticamente, recetó un médico al que le informaron que “había de todo”. Como su paciente estaba a régimen, el buen galeno, convencido de ello, así lo hizo.

Lo primero que se acordó fue que no había que manejar dinero; eso sí, todo tenía que servirse a través de receta. No vean ustedes el “safari” la que se montó el día 23 cuando, con la colaboración del Centro Farmacéutico, un numeroso equipo humano con furgonetas desde la variante, los portadores de las estanterías, mesas y medicamentos trasladaron por la ruta mas corta y por donde se podía pisar firme hasta las Escuelas Pías los productos necesarios.

La improvisada y bien montada macrofarmacia estuvo abierta al servicio de los damnificados las 24 horas del día. Los farmacéuticos alcireños se turnaban, e incluso llegaron de “tierras secas” otros compañeros que relevaron del cansancio a sus colegas, quienes en todo momento estuvieron acompañados de la fuerza pública. Primero por la Policía Nacional y poco después por la Guardia Civil. La macrofarmacia disponía hasta de un frigorífico para la conservación de los medicamentos que lo necesitaban, funcionando con un grupo electrógeno, que servía también para el alumbrado de emergencia, atendido por un soldado.

El avituallamiento para las personas que atendían la macrofarmacia llegaba desde la capital de provincia a través del presidente del Colegio que venía a Alzira diariamente. El pan nuestro de cada día lo traía desde Xàtiva un joven que uno de los días se quedó sin el alimento básico, puesto que poco antes de llegar a su destino, en la Plaza Mayor, una persona que tenía hambre se lo pidió y aquel día los farmacéuticos se quedaron sin pan. Otra anécdota, entre otras muchas que les tocaron vivir a los boticarios, fue un día en que estaban haciendo un café en un hornillo de camping gas una viejecita, que se acercó a por un medicamento, le dijo al farmacéutico de turno: “Quina oloreta de café; quan de temps fa que no l’ he probat", y la invitaron a tomar una tacita. Eran momentos en que había que compartir el pan y la sal.

Pasados unos días visitaba la “oficina” de farmacia el inspector del Insalud, comprobando su buen funcionamiento y el trabajo tan importante que venían realizando. El responsable del Insalud mandó que dejaran de funcionar los botiquines que durante los primeros días habían servido en distintos puntos de la población, como muy bien lo atendían el Dr. Carlos Martínez Moya y el farmacéutico de  L’Alquerieta, Ricardo Casterá, en el colegio Sagrada Familia.

En otros puntos, como el hospital y en los locales de Hilaturas Presencia, donde funcionaron dos Unidades de Cuidados Intensivos, se prestaron atenciones médicas, así como pasados los primeros días, en el Ambulatorio de los Santos Patronos. Las fórmulas magistrales eran preparadas para la macrofarmacia de campaña en el Colegio de Farmacia de Valencia, pero estas las de la Ribera les añadían una buena dosis de cariño.

La macrofarmacia a la que nos hemos referido, comenzó a funcionar el domingo 24 de Octubre, terminado su importante cometido el 7 de Diciembre siguiente, víspera de la patrona, cuando las oficinas de farmacia de Alzira, ayudados por los compañeros de toda España, pudieron abrir, casi con normalidad.

Un “magistral” comportamiento en aquellas horas difíciles por el Colegio de Farmacia, el Centro Farmacéutico y los profesionales que supieron estar en su puesto al servicio de los vecinos de Alzira. Nuestro reconocimiento y nuestro recuerdo cuando han transcurrido once largos años.

Alfonso Rovira, 17.10.1993

 

 

El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.

Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia

mascarell - 26/10/2009
que bueno lo del bocadillo y te cuento, o les cuento una de el famosisimo y querido DR. Just, que receto a la farmacia Almanzor(cuando estaba en la placeta) una manta, porque el enfermo tenía frio... Eso me lo contó a mi el bon Just.
Alfonso Rovira - 26/10/2009
De don Manuel existen numerosas anécdotas. Debo decirte que la receta la facilitó a una señora que tenía frio en l'esquena. Le entregó la receta enviándola a la farmacia de Carbonell, en el carrer major santa caterina, donde todos estaban un poco "tocados" del oído. el señor Enrique Colomer, mancebo de botica -pero que sabia más que el cuñado, don Paco, que el boticario- comenzó a carcajada límpia, aconsejando a la clienta que tenía que ir a casa Durá, al carrer la Llonja a que le facilitaran la manta que le aconsejaba el metge Just. Te contaría una docena más y siempre muy graciosas. El metge Just fue un gran médico. Yo he escrito algunas cosas de él y su historia. Saludos
Anónimo - 28/10/2009
¿Que calle es la de la fotografía?
alfonso rovira - 29/10/2009
Cami Nou -hoy Pérez Galdós- dirección a la plaza mayor.

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