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EL SEIS DOBLE
jueves, 10 de junio de 2010
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 Votar y reclamar
Artículo de opinión de Xavier Cantera

“Al reclamar es como si alargáramos nuestro voto durante los cuatro años de una legislatura”



 Una opinión más


Xavier Cantera

 

Como ciudadanas y ciudadanos democráticamente modernos no nos podemos conformar con votar cada cierto tiempo, sino que debemos también ejercer nuestro derecho de reclamar: presentar cuantas hojas de reclamación hagan falta para exigir que seamos atendidos con la calidad que nos merecemos por mandato de las leyes; además de recurrir al Defensor del Pueblo o al Sindic de Greuges. Está regulado por el Decreto 77/1994 del Gobierno Valenciano en vísperas del día de la República. Al reclamar es como si alargáramos nuestro voto (detrás de cada reclamación hay un votante) durante los cuatro años de una legislatura y como si, con nuestro control sobre la calidad de los servicios públicos que nos presta la administración o las empresas que se quedan su gestión (hospital, limpieza viaria, agua potable, educación, servicios sociales...), vigiláramos el cumplimiento de las leyes y la gestión de las diferentes administraciones del Estado. Es un paso más en nuestro derecho de ciudadanía, ya que la OMIC no acepta las reclamaciones contra la administración pública. El poco uso que hacemos de las hojas de reclamación significa que, por comodidad, no nos queremos complicar la vida o perder un poco de tiempo redactando la hoja, con lo cual estamos colaborando, aunque nos quejemos después en el bar o en la peluquería, para que el servicio continúe prestándose con lentitud, con mala calidad y con poca utilidad del dinero público que sale de nuestros bolsillos. Es cierto que como la educación no fue durante muchos años antidemocráticos un derecho real, pues destrozaron las escuelas y mataron a los maestros de la República, y sólo era un privilegio de unos pocos, muchas personas no se atreven a escribir con faltas y tienen miedo de hacer el ridículo. Esto lo pude comprobar un día que mi hijo necesitaba ser atendido por un médico pediatra. Pasaban las horas sin que nadie nos dijera nada. Ante la sala llena de personas protestando, se me ocurrió rellenar una hoja de reclamación la cual leí ante los presentes, invitándoles a que la firmaran si lo deseaban. Muchas firmas respaldaron mi protesta.

 

“No hace falta argumentar con mucha palabrería el caso,

sólo debemos decir qué nos está pasando

y cómo deseamos que se nos trate”

 

¿Por qué la administración o la empresa responsable de la gestión del servicio público no pone, junto a la oficia de atención al paciente, consumidor o contribuyente, un “escribano” que nos ayude a rellenar la hoja de reclamación, sin censurar nuestras palabras, en ese momento? Si recogemos la hoja y nos la llevamos a casa se enfría nuestro cabreo y ya no la cumplimentamos. Es conveniente hacerlo en caliente, cuando la injusticia está cayendo sobre nosotros, cuando estamos sufriendo en nuestras propias carnes el incumplimiento de la ley y el desprecio a nuestro derecho pues estamos crecidos y no nos asusta el gigante del Estado. No hace falta argumentar con mucha palabrería el caso, sólo debemos decir qué nos está pasando y cómo deseamos que se nos trate.

Últimamente leo muchas informaciones sobre encuestas de satisfacción de los pacientes atendidos en el Hospital de la Ribera, por poner un ejemplo, y después me quedo asombrado al oír los comentarios negativos que se hacen del mismo hospital, que no del personal sanitario, en bares y peluquerías. Así no conseguiremos que mejore la calidad de ese servicio. Si ejerciéramos nuestro papel de consumidores y de contribuyentes reclamando, podríamos comprobar si los responsables políticos han hecho algo para defender nuestros derechos o si proponen soluciones a nuestras demandas. Sería suficiente objetivo para una plataforma ciudadana, con las siglas de PACOS, (Plataforma Alzireña de Consumidores y Contribuyentes). El himno de la “colla” podría ser “Paquito el chocolatero”, ya que la unión de la “filà”, ante todo tipo de administraciones, podría mejorar eficazmente los servicios públicos y la defensa de nuestros derechos como administrados. Otra solución sería que un partido progresista asumiera, como objetivo prioritario, esta defensa del consumidor y del contribuyente, incluso contra su mismo partido si es que está gobernando en alguna administración y lo hace mal. Es difícil pero posible, si estamos de parte de la ciudadanía. Así añadiremos al diálogo de la reclamación la fuerza de nuestro voto.

 


 



El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.

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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia

xacbert - 10/06/2010
Absolutamente de acuerdo. El ejercicio de ciudadania conlleva reclamar, es basicamente un control de calidad del servicio que se presta. No solo se vive de las reclamaciones, sino tambien de las felicitaciones cuando sean merecidas. El modo de crecer de un servicio publico -sanidad, justicia, educacion...- conlleva el control por parte del ciudadano.
Quien presta el servicio debe estar dispuesto a "escuchar" al cliente., a ponerse en el sitio de este y modificar aquellas conductas que no sean adecuadas. En fin, se trata de un proceso de mejora continua, con el objetivo del mejor servicio posible.
Un saludo,
Nano - 10/06/2010
Yo no creo en las hojas de reclamaciones Sr. Cantera, lo siento.
Nico - 10/06/2010
Hay tantas cosas que reclamar, nos pasariamos el día rellenando impresos. Vaya bienestar.
Juan - 11/06/2010
Hay que reclamar, estoy de acuerdo con el artículo. es la única forma de que quede constancia de los servicios mal prestados y se presta más atención a los consumidores por parte de las administraciónes públicas-

Aqui el para qué:
http://www.consumoteca.com/familia-y-consumo/reclamaciones-de-consumo/como-se-rellena-una-hoja-de-reclamaciones

Aquí qué hace la administración con nuestras hojas
http://www.consumoteca.com/familia-y-consumo/reclamaciones-de-consumo/que-hace-la-administracion-de-consumo-cuando-recibe-una-hoja-de-reclamaciones-de-un-consumidor
jose - 12/06/2010
Patrañas, yo tampoco creo
xacbert - 13/06/2010
" El que no plora no mama "·. Comienzo con un dicho antiguo y absolutamente cierto. De mis contacto con la Administración, que puedo decir que es largo, puedo aseguar que cuando un ciudadano se planta delante de las direcciones de los centros y plantea problemas "razonables", estas "pierden el culo" con tal de solventarlo del modo más rápido posible.
En relación con empresas privadas, cuando he reclamado y me he ido a la direccción correspondiente se me ha resuelto el problema.
Insisto como usuario y como trabajador de la administración, pienso que las reclamaciones son absolutamente necesarias, son un factor para medir la calidad del servicio y para la mejora de la atención prestada/recibida.
Así pues, a reclamar y a utilizar los resortes que se nos facilitan.
El ciudadano tiene mucha fuerza, más de lo que cree, debe utilizarla sin miedo.
En todo caso el debe tener precaucíón con las reclamaciones es la Administración.
Dolores - 02/07/2010
Estoy de acuerdo hay que reclamar aunque no tengamos la certeza de que se nos escuche. Yo estoy en ello estos días y mis pasos me esta constando de dar. Ah!! por cierto no solo se mataron a maestros republicanos, porque el frente popular mató a maestros tanto republicanos de izquierdas, como republicanos de derechas, como monárquicos, como liberales, como agnósticos, como católicos etc, etc. Ellos comenzaron las matanzas mucho antes de que comenzara la guerra. Mi madre también es de la Rivera, y es huérfana porque su padre fue fusilado en las tapias del cementerio de Algemesí por ser agricultor pobre y tener creencias religiosas y no querer renunciar a ellas. No era nada más, ni mucho menos político, ni monárquico. Y como mi madre era muy inteligente y una excelente estudiante, las autoridades educativas del pueblo quisieron tramitarle una beca para que hiciera el bachillerato sin coste alguno en Sueca, y más tarde si ella quería, iría a la universidad, pero… eran los años 40 y sus hermanos dijeron que necesitaban una mujer que llevara la casa. Ella solo era una niña de diez años. Y esto y cosas similares fueron las que hicieron que la gente no pudiera estudiar: la mentalidad retrasada de sus familiares heredada del siglo diecinueve, aquello del hijo que se debe a la continuidad del oficio del padre y la mujer a la casa, y no las autoridades del momento por dictatoriales que fueran, porque el machismo y la cazurrería que aun hoy en día vemos en muchos que van de progres es la verdadera dictadura que ha vivido este país. Que fácil es echarles la culpa a los demás!!!
Dolores - 02/07/2010
Ahhh que se me olvidaba. En los años cuarenta el maestro del pueblo (el del colegio público), se llamaba López y se casó con una señora del pueblo que se apellidaba Ibor y el hijo de ambos que recibió la misma enseñanza que el resto de niños del pueblo, como sus padres tenían otra mentalidad, si que le dejaron hacer el bachillerato, y más tarde fue a la universidad a estudiar medicina y se especializó en psiquiatría y de esta manera López Ibor llegó a ser un excelente psiquiatra. Así mismo, mi tío de ochenta y pico años (el que no dejó estudiar a mi madre), nombrado recientemente hijo predilecto del pueblo, ha dedicado toda su vida a la enseñanza voluntaria combinándola con su oficio. Y ha sido nombrado hijo predilecto por esto, por haber enseñado a generaciones y generaciones, y todos lo quieren mucho en el pueblo y es muy injusto que ahora venga gente a decir que no había enseñanza tirando por tierra los esfuerzos de gente como él, que tras sus muchas horas de trabajo de oficina aun seguían trabajando en la educación de sus vecinos. Me gustaría que la gente no dijera tantas mentiras a las nuevas generaciones.
Dolores - 03/07/2010
Una aclaración que me ha hecho mi mamá y para que no confundamos con falsas historias a las nuevas generaciones: y es que el maestro López, padre del psiquiatra, fue maestro en época mucho anterior a la década de los cuarenta, pero lo que si que sucedió entre 1945 y 1950 y cito textualmente el libro de historia del pueblo (publicado en democracia) “….se consiguió del ministerio de Educación Nacional el que se crearan cuatro nuevas escuelas, remodelándose con cargo al presupuesto municipal el grupo existente para dar cabida a las nuevas aulas y esculpiéndose el busto del Maestro don Miguel López Marco al que a partir de entonces, estuvo dedicado dicho centro docente. Igualmente se edificó otro grupo de dos escuelas y dos viviendas para sus maestros el la pedanía…” Vamos que eso de que la educación era privilegio de unos pocos no sería precisamente en los pequeños pueblos de La Ribera como este y la misma pereza que le da hoy en día a muchos reclamar, le daría entonces a muchos el estudiar, a parte de lo que desgraciadamente les imponían sus familias. Prueba de ello lo tenemos en los actuales jóvenes salidos de la logse y en una época con el mayor fracaso escolar de la historia. ¿Saben acaso la mayoría de ellos redactar correctamente una reclamación? Va a ser que lo del escribano se va a convertir en algo imprescindible.

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