El alcireño, teniente alcalde del Ayuntamiento y a la vez presidente de la Junta Local Fallera, José María Sales Luis, adquirió la primera  Senyera

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EL SEIS DOBLE
miércoles, 20 de agosto de 2008
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 Estampas y recuerdos de Alzira (50) - La historia de la bandera de la Senyera y la conquista de Alzira por Jaime I

El alcireño, teniente alcalde del Ayuntamiento y a la vez presidente de la Junta Local Fallera, José María Sales Luis, adquirió la primera  Senyera


Cualquiera sabe donde se apostaron las huestes del rey Jaume I para la toma de la antigua isla del Xúquer Algetzira. Posiblemente, el bloque principal estaría donde hoy se asienta la barriada del Arrabal de Santa María "Les Barraques", al otro lado del río, si las tropas procedían de la capital Valencia. Pero también hubieran podido atravesar el río y situarse en el Alborgí, cerca de la "Senieta alta", o en el campo dels "mandarins de Fava". Lo bien cierto es que, ahora hace 750 años, el rey de Aragón y sus ejércitos, sitiaron la inexpugnable isla e hicieron que los árabes se rindieran, ya que no podían salir a las huertas de su ubérrimo término para aprovisionarse de sus ricos frutos, donde sus moradores eran reconocidos labradores. Era, según las crónicas "la vespra del benaurat Sant Silvestre Papa", es decir, el 30 de diciembre de 1242, cuando le era entregada la llave de la ciudad a Jaime I y, poco más tarde, ondeó el pendón cristiano en el "Castellet de Sant Pere". Pero eso fue después de separar el terreno entre los conquistadores y conquistados.

Al finalizar la guerra civil española, recordamos que la conmemoración de la entrada de los cristianos a las tierras ocupadas por el poder de la media luna, se celebraba el mismo día de San Silvestre, 31 de diciembre. No sabemos el por qué. ¿Sería la interpretación del Aureum Opus.

Fue el 30 de diciembre de 1242 cuando se le entregó la llave de la ciudad a Jaime I

 De lo que damos fe es que la fiesta de la conquista de la ciudad —que fue tomada sin derramamiento de sangre, ni violencias— antaño, a principio del año 1940, era una fiesta restringida donde participaban los vecinos, la corporación munici­pal junto con las autoridades locales y funcionarios del Ayuntamiento; reuniéndose a las doce del mediodía en el salón de sesiones de la casa consistorial, donde el archivero, y a la vez funcionario, el recordado y erudito sacerdote, José María Parra Ballester, oficiaba la misa, en latín, en el altar de San Silvestre, para conmemorar tal efemérides. Misa que siempre ayudaba el también funcionario y profesor de la Academia Júcar, Justo Navarro Parra.

Pasaron los años y un alcireño, teniente alcalde del ayuntamiento y a la vez presidente de la Junta Local Fallera, José María Sales Luis, adquirió una  Senyera valenciana, enseña que había sido portada por muchos alcireños que habían luchado en ambos bandos en la contienda civil. También, por el que fue alcalde de Alzira a principios de los años 30, Francisco Oliver y por otra parte hay testimonios gráficos del desfile de soldados, cuando el general Franco entró en Valencia en el año 1939, de que la Senyera figuraba entre otras enseñas en la tribuna presidencial. La verdad es que la bandera, que había adquirido José María Sales, particularmente, fue guardada por orden del alcalde, por considerar­la "separatista". Al correr los años y sucesión del consistorio en el ayuntamiento, llegó el tiempo en que tomó posesión de la Junta Local Fallera el concejal Alberto Rubio Santa Fe; con el jefe de alguaciles, Manuel Grau Gurrea, y tras exhaustiva búsqueda, la hallaron en un arcón del cuarto de concejales, entre otros enseres, como unas espadas que usaban hace muchos años los agentes de la policía municipal. Dada cuenta al alcalde, José Pellicer Magraner, decretó que la bandera fuera entregada en depósito y custodia a la Junta Local Fallera y, desde aquel tiempo, en la fiesta de la conmemoración de la toma de Alzira, participa el pueblo, representado por los falleros a los que se adhieren los ciudadanos.

Fue en 1971, cuando el escultor valenciano, Octavio Vicent, por encargo del Ayuntamiento, moldeó una alegoría en bronce: un monumento que se ubicó en la Plaza de Casasús, bajo el titulo de "La muerte de Jaime I". Bernardo Montagud Piera, en su libro “Alzira, estudios artísticos”, publicado por la comisión fallera de la Plaza Major en 1990, lo describe con todo detalle, cómo el rey don Jaime recibe el viático en Alzira, poco antes de morir, vistiendo el hábito de San Bernardo Mártir y renunciando a la corona, en 1276.

Los falleros, que custodian la Senyera Real en su sede del antiguo edificio del Ateneo Mercan­til, la bajan con todos los honores por uno de sus ventanales y es recibida por el presidente de la Junta, quien es el portador, custodiada por otros miembros de la misma o presidentes de comisiones falleras. Es acompañada por multitud de comisiones falleras ataviados todos con el traje regional, cerrando la comitiva la banda de música. Después, es trasladada hasta la plaza de Casasús. Antaño, según cuentan las crónicas, en 1975, siendo alcalde el doctor Camilo Dolz, la recibió en el salón de sesiones, oficiándose una misa por el reverendo Bernardo Carreres Oliver, para después rendir homenaje al rey conquistador en la plaza de Casasús y el camino de regreso a la sede de la Junta Local Fallera; en aquella ocasión era portada por el concejal síndico, doctor David Cuesta Caselles.

La fotografía que acompañamos data de diciembre de 1972, al término de la ceremonia en el ayuntamiento, la enseña real era portada por el concejal sindico, Manuel Ros Sifre, al que acompañaban los concejales Rafael Andújar Oliver, Alberto Rubio Santa Fe, y detrás de éste aparece el recordado y muy querido maestro nacional, Francisco Llácer Domingo. Un poco más a la derecha, el alguacil Bernardo Cano. En primer plano de la comitiva, la fallera mayor, Manola Comes Sanfrancisco, acompa­ñada de dos de las seis damas de la corte, María José Tude!a Duval y Encarnación Ros Fontana.

Alfonso Rovira, 03.01.1993

 

El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.

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