“El actor recibe los aplausos, se le ve y se le conoce más, pero el director hace posible el sueño, te lo da y desaparece en la oscuridad, como los magos…”

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EL SEIS DOBLE
viernes, 13 de febrero de 2009
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Joan Carles Roselló en “Enrique IV” (2008-2009) interpretando al doctor Dionisio Ginoni
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 Entrevista a Joan Carles Roselló, actor teatral y director escénico alzireño

“El actor recibe los aplausos, se le ve y se le conoce más, pero el director hace posible el sueño, te lo da y desaparece en la oscuridad, como los magos…”


Joan Carles Roselló, actor y director escénico alzireño acaba de regresar de Madrid, última ciudad que ha tenido la oportunidad de ver la obra de teatro “Enrique IV”, una versión de Luigi Pirandello que, desde su estreno el 14 de febrero de 2008 en el Teatro Principal de Valencia, ha recorrido los principales escenarios de nuestra Comunidad; concluyendo la gira este mes de enero en el Teatro Bellas Artes de la capital de España con un rotundo éxito, hasta el punto que hasta en seis ocasiones se colgó el cartel de “no quedan localidades”.

Ha encabezado el reparto el conocido actor español José Sancho, que estuvo acompañado por un amplio elenco de actores, todos ellos de la Comunidad Valenciana. Intérpretes como Sergio Caballero, Manolo Maestro, Manuel Ochoa, Paco Trenzano, Juansa Lloret, José Montesinos, Pep Banyuls, Pepa Juan y el mismo Joan Carles Roselló.

 

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“Trabajar con Pepe Sancho, tanto como actor, como en la dirección, ha sido muy importante en mi carrera y, al mismo tiempo, gratificante y enriquecedor”

 

Un notable éxito de público y crítica y suponemos que también un destacado resultado en tu intervención, ¿no es así?

Desde luego, cuando pasa una cosa así es muy bueno formar parte de ello. Te ve mucha gente y, además, les gusta: ¿Qué más se puede pedir?

La obra “Enrique IV” de Pirandello que acabas de representar está considerada por la crítica como uno de los clásicos teatrales del siglo XX. Háblanos de este montaje.

No en vano es un texto escrito por uno de los premios Nóbel del s. XX. Cuando se dice que una obra es clásica es porque ha superado el tiempo, no pertenece a una época o a un lugar, pertenece a todos al mismo tiempo. Este espectáculo nos habla de una venganza, de la locura, de lo que es normal y de lo que no lo es y de los que deciden qué es normal y qué no lo es. En nuestro “Enrique IV”, Pepe Sancho, ha sabido dar la luz y el ritmo mediterráneos, respetando la temática y el drama, pero acercándolo al público. De normal, perece que cuando se habla de “clásicos” nos viene a la cabeza algo casi inaccesible o, por lo menos, alejado del público general. Con este “Enrique IV” hemos seducido a todo tipo de público y se lo hemos hecho pasar bien, sin desmerecer otros montajes de esta misma obra, como la que hizo el maestro Don José Tamayo.

¿Qué ha supuesto para ti actuar al lado de Pepe Sancho y de otros actores de notable nivel dentro del panorama artístico?

Trabajar con Pepe Sancho, tanto como actor, como en la dirección, ha sido muy importante en mi carrera y, al mismo tiempo, gratificante y enriquecedor. Pepe sabe crear un buen ambiente de trabajo, cuando confía en alguien confía de verdad y te deja hacer. Es una persona muy pragmática y eso cuando trabajas en esto es de agradecer. Además, compartir escenario con actores de este nivel es muy enriquecedor. He tenido suerte de compartir escenario con figuras como Manuel de Blas (premio nacional de teatro), con Paca Ojea, Vicente Cuesta (el padre de Bea la Fea) y otros grandes más cercanos como Juan Mandli, Juli Mira o Enric Benavent, por ejemplo, en otros espectáculos, no me puedo quejar. En cuanto a los actores de este reparto, ya había trabajado con algunos como Sergio Caballero, Juansa Lloret o Pepa Juan.

En “Enrique IV” has intervenido también como adjunto de dirección.

Últimamente mi carrera se había inclinado hacia detrás del escenario; como dicen los del cine o la TV, “detrás de las cámaras”, donde hago mis pinillos en la dirección en solitario y, sólo cuando se trata de un director de prestigio, como ayudante. En Valencia he trabajado como ayudante de uno de nuestros más prestigiosos directores en distintas ocasiones, a quien admiro y quiero: Antonio Díaz Zamora. En “Enrique IV”  he trabajado desde las dos partes, lo que, a veces, es un poco esquizofrénico; tienes que estar dentro y fuera, pero gracias a la profesionalidad de mis compañeros de reparto y del equipo técnico de Teatres de la Generalitat ha sido mucho más fácil.

El pasado mes de noviembre actuaste en Alzira, tu ciudad, con “Enrique IV”. ¿Fue gratificante?

Hacía tiempo, mucho tiempo que no actuaba en el Gran Teatro de Alzira. La última vez fue con el Galileo con Manuel de Blas en 1999, casi 10 años. Como podrás imaginar fue muy emocionante, aunque noté algunas ausencias.

 

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Joan Carles Roselló nació en el antiguo Hospital de Alzira (Capuchinos) un 12 de marzo de 1968. Su padre, Paco Roselló (El Corretger o el Tapicer, según la edad de quien lo llamaba) y su madre, Amparo Ull, decidieron llamarme Juan Carlos, en honor a su padrino de bautizo, Carlos Costa. En caso de haber nacido niña le hubieran llamado Inma, ya que, siguiendo la tradición, su madrina fue Inmaculada Timor “la peluquera”.

Así, su nombre quedó como Juan Carlos Roselló Ull. Creció en los aledaños de la famosa Plaça del Forn de Alzira, de cuya falla fue fallero allá por los 70. De niño, fue al colegio ‘Alzira II’ (ahora se llama de otra forma); siguió sus estudios, y alguna que otra travesura adolescente, en el Instituto Rey Don Jaime, donde empezó sus primeros pasos en esto del teatro, de la mano de José Antonio Martínez, allá por el año 1982, con la obra “El señor de Pigmalión”, de Jacinto Grau, en la que interpretó al Capitán Araña, un autómata fanfarrón.

 

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“Muchos jóvenes quieren estudiar arte dramático para hacer series de televisión; hecho que sería comparable a estudiar arte culinario para trabajar en Mc Donalds”

 

Se dice que quien no ha hecho teatro no es actor.

Por definición, actor es aquel que actúa. El teatro es la madre de las artes escénicas, a veces sus hijos se olvidan. Ahora muchos jóvenes quieren estudiar arte dramático para hacer series de televisión y hacerse famosos rápidamente; hecho que sería comparable, según mi opinión, a estudiar arte culinario para trabajar en Mc Donalds. La televisión da dinero (mucho) y fama (también te la puede quitar rápidamente), el teatro da mucho más, pide también mucho más, pero para mi es mucho más gratificante. Si alguna vez hago televisión será para pagarme mis caprichos teatrales.

¿Es el teatro la gran olvidada de las artes escénicas?

Si digo que sí me arriesgo a recibir amenazas de mis compañeros de la danza, puesto que ellos han sido los grandes olvidados. El posible olvido viene de muchas partes y requiere un análisis más exhaustivo. A veces, la culpa es de los mismos creadores que crean sin pensar en su público y no saben ver sus necesidades. En cuanto a las instituciones, ¿qué quieres que te diga que no se sepa ya?

 

“El teatro no da rentabilidad política”

 

¿Crees que el teatro se fomenta como debiera?

¡No y mil veces no! Tiene mucha más publicidad y fomento un concierto House, por ejemplo, que un espectáculo de teatro. Mira los carteles que hay por ahí colgados; ¿cuántos son de teatro y cuantos de discotecas? A veces, cuando entras en un pueblo lo primero que te preguntas es ¿dónde están los carteles que mandé para que los colgaran? No hay publicidad en las radios, ni en las televisiones. Tienes que moverte, como hice yo, para informar y que los medios puedan hacerse eco. Pocas veces te llama un medio para entrevistarte o para anunciar algo si no has lanzado tú la primera piedra. A nivel de fomento institucional, es como todo, va directamente relacionado con los votos que pueda dar, es decir, la rentabilidad política. Actualmente, seamos sinceros, ¿qué rentabilidad da el teatro?

¿Consideras oportuno que se incluyera el teatro en la escuela?

Está probado que el teatro aporta unos beneficios muy interesantes para una educación en valores. Fomenta la autosuperación, la autoestima, el compañerismo, el trabajo en equipo y más cosas. Lo que da miedo es el cómo incluirlo. No todo el mundo está capacitado para enseñar teatro; además, creo que el teatro no se enseña, se aprende. Hay mucho farsante en la formación teatral (farsante en el mal sentido) y las clases de teatro se convierten en aparca- niños, sin ningún interés pedagógico y una forma de sacarse unos euros al mes para los que no tienen otra cosa o no pueden tener otra cosa dentro de este mundo. Cualquiera que ha dado un par de cursos de payaso, por ejemplo, se cree capacitado para dar clases a niños. Lo mismo pasa con el teatro, ¡qué triste y qué peligroso!

Siguiendo con las comparaciones, ¿dejarías que alguien que ha dado un cursillo de masajes te tratara una contractura? Yo no. El teatro es juego, sí, pero hay que saber jugar. Además, este arte, como otros, requiere que quien lo practica tenga voluntad de hacerlo, no puedes obligar a un niño o niña a practicar algo que no le gusta, debes hacer que lo pruebe y luego dejarle que decida; si no hay voluntad no te integras en el equipo y no le pones interés.

 

“La televisión le debe mucho al teatro, el teatro no le debe nada a la televisión”

 

¿Por qué no se televisan obras de teatro?

Se ha intentado y no ha ido mal. De hecho, en muchos países es algo habitual en las parrillas de canales serios. Imagino que es cosa de los directores generales, si les gusta el teatro, lo televisan, si no les gusta, no. Sigue habiendo una lucha y se firman convenios y esas cosas, pero todavía no se ha consumado nada. La televisión le debe mucho al teatro, el teatro no le debe nada a la televisión, creo yo.

Ya no pido que se televisen, pero sí que se fomente, que se utilice el medio para dar a conocer el teatro a la gran masa. Mucha de la gente que no le gusta el teatro no ha visto nunca una obra de teatro,  la televisión podría solucionar eso... Nadie puede decir que algo no le gusta si no lo prueba antes y lo conoce. Y no sirve sólo ir una vez, hay veces que alguien elige mal su primer montaje y ya no vuelve, hay quien elige bien su primera vez y ya no para.

 

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A aquel Capitán Araña en “El señor de Pigmalión” le siguieron “Usted tiene ojos de mujer fatal”, donde hizo de argentino; “¿Quién quiere una copla del Arcipreste de Hita?”, en la que interpretó al autor del Libro del buen amor.

Luego llegaron sus intervenciones en La Tarumba, un grupo independiente alzireño que funciona como cantera teatral. Llevo a cabo montajes como “El rey i el drac”, con el que llegaron a actuar en Mérida; “Plautus Mix”, que se representó en casi toda la Comunidad Valenciana; “Gents diferents”, “Farses meravelloses…

En el año 1988 entró en la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, hasta 1992. Posteriormente, siguió interviniendo en la compañía teatral de Alzira La Tarumba con obras como “Hau!” de Carles Alberola; “Dion & Pol.lo”, de José Antonio Martínez; “C’est la vie”, una gamberrada que le dio muchas alegrías; “Tres tristos traumes”, de Pasqual Alapont…
En Valencia empezó a participar en trabajos como “La revoltosa”,  de Chapí; en el Taller de Ópera del Palau de la Música, en el que hizo “El señor Candelas”; “Galileo”, de Bertolt Brecht; “Antología biográfica del Maestro Serrano” y muchas otras más hasta llegar a hoy, pasando por compañías del nivel de Teatre El Micalet, Moma Teatre, Teatres de la Generalitat, Adí Producciones...


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Creo que no te puedes quejar de tu trayectoria.

No, la verdad. No soy famoso, pero eso se arregla trabajando en una serie de televisión, aunque no entra en mis planes laborales; no obstante, en mis planes económicos me lo tendría que plantear.

¿Cómo se te ocurrió meterte en esto?

Siempre digo que la culpa fue de mi madre. En el instituto Rey en Jaume de Alzira había un taller de teatro que dirigía José Antonio Martínez (otro de los culpables). Empecé mal mi camino en el “insti”, tenía mucha hambre de cosas y mucha energía. Mi madre me apuntó buscando una solución para mi desorden y… hasta hoy.

¿Tu dedicación es plena?

Desde principios de los noventa no hago otra cosa. Cuando no trabajo como actor, lo hago como profesor, productor o distribuidor o, si es necesario, cargando camiones y montando escenografías...

Te consideras actor y director escénico. Valora estas 2 facetas.

Yo me formé como actor pero, a veces, la interpretación se me queda corta para contar lo que quiero contar y empecé a dirigir y a escribir. Además, en esta profesión cuantos más palos toques menos posibilidades tienes de quedarte en el paro. No puedo decir cual me gusta más, las dos me sirven por igual para expresarme y comunicar lo que pienso, lo que veo y lo que siento. El actor recibe los aplausos se le ve y se le conoce más, pero el director hace posible el sueño, te lo da y desaparece en la oscuridad, como los magos...

 

Creo que ahora estoy del lado de los personajes que dicen algo, que tienen alma, aunque sea oscura”

 

¿En qué tipo de papel te sientes más a gusto?

No sabría decir. Depende de las etapas de la vida. Siempre me ha tirado más la comedia que el drama. Creo que ahora estoy del lado de los personajes que dicen algo, que tienen alma, aunque sea oscura.

De todas las obras en las que has intervenido, ¿de cuál guardas un especial recuerdo?

Hay muchas. Esto es como preguntarle a un padre qué hijo quiere más. Me dio muchas alegrías mi primer espectáculo profesional “Hau!” con La Tarumba; me dio muchas emociones interpretar al Maestro Serrano con Adí producciones, en la que contaba la historia del compositor en ocho monólogos que daban entrada a los mejores momentos de sus obras, cantados por grandes cantantes valencianos y con orquesta en directo; el “Galileo” fue un buen impulso y “Enrique IV” una muy buena experiencia que nunca olvidaré...

 

“Es difícil saber cual es el fondo de los personajes, del mismo modo que es difícil saber cual es el fondo de las personas”

 

¿Llega un actor a meterse a fondo en el personaje?

Es difícil saber cual es el fondo de los personajes, del mismo modo que es difícil saber cual es el fondo de las personas. No, creo que no. Siempre estás pendiente, aunque no quieras, de aspectos formales que te impiden abstraerte de la realidad. Cuando baja el telón; te duchas, te cambias y te vas a cenar como cualquier otro.

De los personajes que has interpretado, ¿con cuál te quedarías?

Esta pregunta es como la de la obra preferida e igual de difícil de contestar. No tengo un personaje con el que me quedaría y, sin embargo, muchos que quisiera interpretar. Es importante para un actor dejar un personaje para poder interpretar otro.

En las obras de teatro, como espectáculo en directo, se provocan en muchas ocasiones anécdotas curiosas. ¿Nos recuerdas alguna?

Siempre piensas que podrías escribir un libro con las anécdotas que te han pasado y cuando intentas contar algo, no te acuerdas de ninguna. Pero lo intentaré. En una ocasión estábamos montando el escenario al aire libre en la obra “Plautus Mix”,  en la plaza de Guadasequies (si no recuerdo mal), y tuvimos que parar porque la procesión pasaba exactamente al lado del escenario.

Otra que recuerdo fue representando el “Hau!” en Villena; yo estaba fatal, con fiebre y el estómago hecho polvo, me puse mejor a la hora de la función. Al final no suspendimos y entre el público había una chica de Villena que disfrutó con el espectáculo. Aquel día no nos conocimos; tiempo después, por motivos teatrales, me recordó aquella función como “el día que te conocí”... Ahora es mi mujer y la madre de mi hijo.

¿Qué grado de importancia le das al origen de cada obra, es decir, al autor?

El autor es la pieza clave y me merece el mayor de los respetos, incluso cuando tienes que modificar o recortar sus textos. Es el primero que hace posible el sueño, como bien dices, el origen.

 

“El autor que más me ha impactado es Harold Pinter”

 

¿Con qué autor o autores te quedarías?

Me tira mucho el teatro clásico, Lope de Vega, Calderón, Shakespeare... Me atrae el teatro español del siglo XX, Valle - Inclán, Francisco Nieva, Lorca, Max Aub... Mi autor más seguido y quien más me ha impactado siempre es el recientemente desaparecido y premio Nóbel de Literatura, Harold Pinter.  

¿A quién admiras como actor?

¿Uno solo? Admiro a demasiada gente. No pierdo ni una ocasión de ver a Al Pacino, me encanta Sir Lawrance Olivier. De los españoles: Flotats, Fontserré (Joglars), Pepe Sancho, Manuel de Blas, y… y... y... O admiro a todos, o quizá sea que no soy muy mitómano. Deja que lo reflexione.

Una obra de teatro o… ¡venga! dos o tres

“El sueño de una noche de verano” y “La tempestad” de Shakespeare; “Luces de bohemia” de Valle – Inclán; “Un tranvía llamado deseo” y “La noche de la iguana” de Tennessee Williams; “Oleana” de Mamet; “Enrique IV” de Pirandello; “Estación Victoria”, “Regreso al hogar”, “El amante”, “El conserje” o… cualquiera de Pinter.

¿Lees mucho teatro?

Leo al menos tres o cuatro obras a la semana (hace tiempo llegué a 1 por día), la lista podría ser larga.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

No hablo de mis siguientes proyectos hasta que no firmo los contratos, pero sí que puedo decir que me espera una nueva producción con Pepe Sancho para el año que viene. Para este 2009 hay algo que todavía no se ha definido. De lo que sí puedo hablar es de mis clases en El Centre Teatral Escalante, donde imparto ‘Interpretación’ a futuros actores y actrices. Mi sueño, espero que se realice pronto, es participar en alguna película; nunca he hecho cine en serio y me gustaría. Bueno, sí, recientemente se estrenó un corto titulado “El Braking”, con guión y dirección de Suso Imbernon y Vicent Gabara. Obtuvo diversos premios, entre ellos el de la Mostra de Cine del Mediterrani.

 Ramón Alfil

 

 

El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.

Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia

María - 14/02/2009
Soy una aficionada al teatro y me ha encantado la entrevista. Me alegra ver como el teatro "aún existe" y me alegra que Alzira cuente con un profesional como Joan Carles Roselló al que no conocía pero que prometo que cuando vuelva a Alzira no me lo perderé
Paco Jo - 16/02/2009
Soy un cuarentón que tuve la oportunidad de ver aquellos "Estudio 1" que emitía TVE, creo que los viernes. Echo de menos la emisión de obras de teatro por tv y estoy de acuerdo con Joan Carles en que el teatro no le debe nada a la tv por el poco o nulo espacio y tiempo que le dedican. Una pena para los que nos gusta el teatro.

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