El Galeón de Manila Nuestra Señora de Covadonga (V)
“El galeón, un producto del complejo sistema portuario desarrollado por España, desplazaba entre 300 y 800 toneladas”
Pasión por el modelismo naval
Estimados amigos lectores de El Seis Doble, continuamos la construcción de nuestro modelo de barco.
Como ya sabéis los seguidores de este espacio estamos construyendo un galeón con una historia apasionante y que acabó en manos de la pérfida albión, se trata del galeón Nuestra Señora de Covadonga, gemelo del Nuestra Señora del Pilar y que pertenecieron a la Carrera de Manila. Previamente, y como ya es costumbre, haremos un breve comentario sobre la historia, construcción y características de estos apasionantes barcos que en muchas ocasiones escribieron la Historia Naval de España.
Los buques fueron las máquinas más complejas de su tiempo y el galeón el tipo de barco más famoso de su época. La navegación por el océano obligó a la adaptación de los buques tradicionales preparándolos para navegar largo tiempo y con temporales. Se aumentó su tonelaje, se reforzó el casco, se mejoró la cubierta y se repartió el velamen. El galeón, un producto del complejo sistema portuario desarrollado por España, desplazaba entre 300 y 800 toneladas y tenía una longitud de unos 30 metros. Nuevos diseños se concretaron en el XVIII con la construcción de navíos y fragatas. Al llegar la Ilustración, el buque de guerra es ya un producto diferenciado proyectando su tecnología a la marina mercante. La propulsión a máquina de vapor en el mar no llegó hasta el final del XIX. A través de los océanos se transportaban dos tipos de mercancías. Las estratégicas, ligadas a los mayores beneficios de la Real Hacienda y al control del territorio: metales preciosos, armamentos, libros, documentos y algunos instrumentos. Y las generales, muy variables en función de la oferta y la demanda.
Las formas y dimensiones del casco fijaban su capacidad de carga y sus condiciones para navegar, mientras que el velamen proporcionaba la fuerza motriz, tanto en lo que respecta a la velocidad como a la maniobra.
Durante la edad moderna, el timón medieval, uno o dos remos suspendidos de los costados dio paso a un timón único suspendido del codaste mejorando considerablemente el gobierno de la navegación.
El control y la naturaleza de la carga era un asunto fundamental por el tamaño proporcionalmente pequeño de los barcos. La técnica de la estiba a bordo se estudiaba en función de la seguridad del buque llegándose a rellenar todo el espacio disponible. En Filipinas, el Gobierno repartía la carga del galeón asignando ‘boletas’ para embarcar las ‘piezas’, que eran las unidades de carga. Se emplearon varios tipos de envases: la ‘pipería’, los ‘fardos’, los ‘cajones’, las ‘vasijas’… Las ideas y la cultura, las creencias y la doctrina cristiana, la técnica y el arte, las aportaciones científicas de la medicina y la botánica traspasaron las fronteras transportadas en los buques a través de los mares.
Durante casi toda la Edad Moderna, las diferencias entre las embarcaciones de transporte y de guerra fueron escasas. En la marina de guerra la estrella será el navío de línea hasta su sustitución por los buques de vapor. El reformismo borbónico llevó hasta los últimos detalles la implantación y sistematización del uniforme y equipaje para las travesías de la Armada Española.
A principios del siglo XVIII la puesta a punto de la armada española lleva a la modernización de las embarcaciones utilizadas en las líneas de comunicación entre el viejo y nuevo mundo construyendo fragatas con mayor capacidad de carga y dotándolas de más potencia artillera convirtiendo a estos buques en auténticas máquinas de guerra, al ser más agiles en las maniobras que los pesados galeones utilizando estas como naves de apoyo a los navíos de línea. Internet/autor.
La Construcción de la maqueta del galeón Nuestra Señora de Covadonga
Como vemos en las fotografías, nuestro galeón va tomando forma. A partir de ahora el trabajo a realizar es mucho más tranquilo y relajante, pues una de las tareas más ‘engorrosas’ del modelismo naval es la construcción y forrado del casco, a pesar de ser una de las más importantes. Hemos masillado y dado varias manos de lija e imprimación a la obra viva o parte del casco que iría sumergida en el agua. A partir de la línea de flotación y hasta las bordas o amuras hemos colocado un segundo forro y presentado en sus lugares correspondientes los cañones del alcázar que, previamente, deberemos pintar. Y en espera de nuevos avances en la construcción de nuestro galeón, en este punto lo dejamos por hoy.
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