Artículo de opinión de: Pedro Domínguez
“Se trata de una actividad sumamente interesante que debería ser fomentada desde las instituciones”
Quien tiene un poco de tierra puede plantar ahora, en octubre, coles, lechugas, acelgas, espinacas, rábanos, zanahorias, habas, etc. Son hortalizas de la temporada que no suelen dar mucho trabajo, sólo piden los riegos imprescindibles, si no llueve, desherbar de cuando en cuando y cavar un poco para airear el suelo.
Quienes no tienen tierra, en algunos municipios pueden acceder a parcelas pequeñas, de unos 50 metros cuadrados, que ofrecen los ayuntamientos a los jubilados, parados o simplemente aquellos ciudadanos que quieren entretenerse cultivando la tierra. Generalmente se pone como condición que la cuiden mediante técnicas ecológicas, pagando una cuota simbólica para el mantenimiento de los servicios comunes: agua, luz, guardería, etc.
Los huertos urbanos o periurbanos van en auge porque sirven para hacer ejercicio saludable, para que los ciudadanos con escasos o nulos ingresos puedan autoproducirse alimentos básicos de calidad sin apenas coste y también para mejorar el entorno de nuestras ciudades, a menudo de estética lunar por los solares semiabandonados en espera de una nueva oleada especulativa de la construcción. Además conectan a las personas con el mundo natural, les hacen valorar más los productos que vienen de la tierra y difunde la agroecología.
Igual ocurre con los huertos escolares, donde pequeños y jóvenes aprenden a conocer el entorno natural, a trabajar el campo de forma respetuosa, a valorarlo y también a no rechazar las verduras. Todos deberían aprender en un huerto ecológico escolar.
Donde todavía los ayuntamientos no ofrecen parcelas familiares a sus ciudadanos, éstos agudizan el ingenio y a veces plantan en macetas, garrafas de plástico recortadas o cajones recubiertos, en las terrazas o balcones, siempre controlando que el peso con la tierra sea leve para no poner en riesgo la estructura de la vivienda. Lógicamente están muy limitados por el espacio y el peso.
En definitiva, se trata de una actividad sumamente interesante que debería ser fomentada desde las instituciones, facilitando parcelas a los sectores más necesitados e interesados y realizando cursillos de introducción a la horticultura ecológica. También aquí en la Ribera porque, aunque los pueblos son eminentemente agrícolas y minifundistas, la mayor parte de la población no tiene tierra y hay grandes parcelas urbanas o periurbanas sin uso actual...
Es tiempo de plantar y hacen falta huertos ecológicos urbanos y periurbanos.
Más información en:
https://www.huertodeurbano.com/consejos-mr-urbano/que-plantar-en-otono/
https://huertoecologicosostenible.blogspot.com.es/p/siembra-plantacion-y-recoleccion-del.html
https://www.huertosurbanosbenimaclet.com/
Pedro Domínguez Gento
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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