Por Mª José Villalba
Los festeros del Forn de Carrascosa de Alzira sortean cada año la cosecha de aceitunas del casino donde se reúnen
Lo cuidan durante todo el año y, aunque no pueden sacarlo en procesión, desde hace más de un siglo las fiestas del Forn de Carrascosa giran en torno a él. Es más, este antiguo árbol proporciona el galardón más preciado de los festejos: la cosecha de aceitunas de esa temporada, que se las lleva un sólo afortunado. Se trata del olivo del Casinet donde se reúnen los festeros de esta partida alzireña. Cada agosto ellos repiten la peculiar tradición de sortear entre los socios las decenas de kilos de aceitunas que esa campaña producirá el árbol. Salvador Cabanilles será quien las degustará este año.
Es una tradición centenaria, que arrancó en 1904 cuando los agricultores de la zona adquirieron un local donde levantaron un casino, el Casinet, que aún perdura. “Entonces no existían los medios de transporte que tenemos ahora, los agricultores que vivían en los huertos no podían ir hasta la ciudad para entretenerse los fines de semana, por eso construyeron un casino en el Forn de Carrascosa que les servía para ir en sus ratos libres a jugar a cartas o a charlar”, explica Consuelo Bono, presidenta de
Más de cien años después, con una sociedad industrializada y con una agricultura cada vez más débil, el segundo fin de semana de agosto se reúnen los descendientes de aquellos agricultores para continuar con la tradición. “Somos la única fiesta de Alzira que tiene un olivo por santo”, bromea Ricardo Tortosa, que preside la asociación que organiza las fiestas. Estos festeros se encargan de mantener “en perfecto estado” el árbol. Las simbólicas cuotas que durante todo el año aportan el centenar de socios de la asociación recreativa El Azahar sirven para financiar su cuidado. La rifa de la cosecha se celebra en agosto, en el descanso del baile, y es el acto más emblemático. “Entran en el sorteo todos los socios que están al corriente de las cuotas y a quien le toca puede disponer libremente de todas las aceitunas de ese año”, indica Tortosa.
El afortunado, que este año es Salvador Cabanilles, recolectará los kilos de aceitunas que ofrezca este otoño el olivo del casino. Aunque todo apunta a que no va a tener demasiado trabajo recolectando: “Este año tiene pocas aceitunas, pero gruesas”, señala Salvador, que se ha llevado la cosecha por primera vez en los más de veinte años que es festero. Por eso, y por si merma más la cosecha, la asociación regaló a Salvador Cabanilles tras el sorteo una garrafa de aceite. “Hace ilusión que te toque, más que por la cosecha en sí, que no tiene demasiada trascendencia, porque te sientes parte de una tradición que viene de muchos años atrás”, indica. La familia afortunada esperará al momento de la recolección para decidir si bien emplea las aceitunas para elaborar aceite o bien las adoba. “Antiguamente todos elaboraban aceite, pero hoy en día ya no compensa y suelen hacerlas en salmuera para el consumo propio o para regalarlas a sus amistades”, dice la presidenta de
Mª José Villalba
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Bonica tradició que desconeixia i més quan tot el mon agricola es mor.
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