Relato literario de Eva Borondo
“…no podía apartar la mirada de sus ojos melosos”
Los domingos literarios
Eva Borondo
Julieta miraba su peinado a través del reflejo que le devolvía la ventanilla del metro y la imagen difuminada le regalaba una belleza destilada esa mañana de enero, algo parecido a un negativo fotográfico o a una pintura naïf de pocos trazos.
Su parada era de las primeras y se sabía afortunada por haber conseguido un asiento y, además uno que siguiera la dirección de la marcha de los vagones, más confortable.
En la siguiente parada empezaron a subir aquellos que esperaban en el andén. El momentáneo silencio empezó a convertirse en zumbar de voces y el frío se disipó en una mezcla de olores corporales, la mayoría de universitarios que tomaban esta línea para alcanzar un enlace con un tren de cercanías.
Julieta ya no podía encontrar su imagen, tapada por mochilas, y culos enfundados en vaqueros que le llegaban a la altura de su cara.
El metro volvió a reducir su velocidad para introducir más personas que apenas podían ya respirar, aplastados por sus propios abrigos y bolsos en la pequeña cajonera.
Julieta tenía más espacio porque iba sentada, pero su posición era vulnerable porque cualquier elemento colgante podía caer sobre su cabeza y los gritos de las chicas de al lado la estaban dejando sorda.
En un intento por recuperar más espacio propio, Julieta agarró la barra de metal lacada y dejó un cuadrado de aire puro frente a su pecho. Sucedió que una mano caliente agarró la suya por un descuido y el chico pidió disculpas a la ignorada y repentina excitación que sintió ella, que no podía apartar la mirada de sus ojos melosos.
El chico bajó junto a la mayoría en la novena parada del metro y Julieta perdió de vista su espalda de arcón, su boca de carne y su cuello joven. Ella debía esperar hasta la decimotercera porque tenía una cita ineludible con el traumatólogo para que le miraran los huesos; las articulaciones hacía años que no le respondían.
Un anciano que hizo el recorrido junto a ella todo el trayecto le preguntó si se paraba en la siguiente y ella asintió.
-Ay, el tiempo se marcha y nadie sabe a dónde.
-Diga usted que sí, se marcha a ninguna parte.
-Y, desde luego, no vuelve.
-No, no vuelve.
Y los dos ancianos suspiraron milimétricamente, al mismo tiempo.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
¡Hola, Eva!: Te sigo en tus relatos y me gustan mucho. Yo también soy aficionada a la escritura y tengo mi blog, que si te interesa ya te daré la dirección. Aparte de felicitarte por tus escritos, me dirijo a ti porque soy una amante de la genealogía y no se nada de mi antepasado Agustín Borondo de Valencia nacido alrededor de 1.765 y casado con Manuela Castañeda también de la misma ciudad.. Recién casado se vinieron a vivir a Madrid donde me imagino que entre otros hijos tuvo a Benito que al ser marino se fue destinado a Málaga. De una hija llamada Teresa Borondo descendemos nosotros y al ser mujer perdimos el apellido.
Pero me pregunto varias cosas: ¿el apellido es de origen vasco? parece ser que los marinos vascos era muy normal que se quedaran en valencia por estar muy comunicada por la costa.
Tenemos un Borondo en Málaga campeón de ajedrez y a nosotros todos nos gusta escribir. ¿Hasta donde has llegado con el apellido? Lo importante es preguntar a los mayores de la familia, los anecdotas suelen ser verdad y muy válidas en la genealogía. otra cosa es ir tirando en el Registro Civíl o las partidas de bautismo, del, padre, abuelo, bisabuelo...Si te interesara tengo unos estudios hechos muy bonitos de tu apellido que también yo lo llevo. Un abrazo. Pilar Romero
Os sugiero que si queréis intercambiar datos personales o pasaros vuestras direcciones e-mail particulares, lo hagáis a través de nuestro e-mail info(arroba)elseisdoble.com y no por el apartado de comentarios. Nosotros haremos llegar vuestros datos privados a cada una de vosotras. Gracias por vuestra participación. Saludos.
Hola Pilar!
En primer lugar quiero gradecerte tus palabras y estaría encantada de leerte.
Para ponerte en contacto conmigo puedes escribirme a la dirección de correo electrónico que aparece vinculado a mi blog. Lee el primer relato publicado. Allí aparece.
Como curiosidad general, es cierto que el apellido Borondo es de origen vasco y significa "helechal", es decir, conjunto de helechos. Hoy sobrevive en el País Vasco en forma de topónimos, según un profesor de Filología de la Universidad de Sevilla, a quien pregunté.
Un abrazo.
¡ Bonito como siempre ! ahiii el amor. saludos Eva.
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