Mar en calma y próspero viaje
Beethoven y Goethe, camaradas de meditaciones y paseos
En lo mejor de lo peor...
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Las sobremesas del confinamiento son más llevaderas gracias al buen café de puchero que se puede tomar a sorbitos, detenida y placenteramente, en la Cafetería Zimmermann, abierta las 24 horas para chiflados por la música clásica. Pregunté a sus camareras qué música le pondrían al mar. Entre las alternativas, una cantata de Beethoven, tan bella como desconocida, que dedicó al poeta y buen amigo Johann Wolfgang von Goethe, camarada de meditaciones y paseos por la ciudad y el campo.
De esos paseos, me viene a la memoria una anécdota de “El sordo de Bonn”, que no era, al parecer, tan huraño y cascarrabias como lo pintan algunos. Cuenta un texto que “Beethoven y Goethe caminaban por la calle, la gente los saludaba continuamente, haciéndoles igualmente inclinaciones. Goethe manifestó su fastidio ante el saludo de tanta gente, pero Beethoven con una risa inocente en los labios dijo ‘no os preocupéis, excelencia, quizá esas reverencias sean únicamente para mí’”. Genio y figura.
Fuentes de esta entrada El músico de Bonn – Academia Edu
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