España ha sido desde los siglos pasados un país donde los juegos de azar han tenido mucha presencia. Las cartas, los dados, las apuestas… Estos formatos tan seguidos ahora por los usuarios cuentan con una tradición nada desdeñable a sus espaldas. Su recorrido entre los jugadores más acérrimos no ha tenido interrupción e incluso con la creación de los casinos estas modalidades gozaron de una gran acogida entre el público extranjero. Sin ir más lejos, el archiconocido Black Jack no es más que la versión inglesa de lo que en España conocemos como El Veintiuno, tan clásico en nuestro país como el mismísimo Cervantes y su legendario Don Quijote de La Mancha.
Pero si hay un juego típicamente español que tiente al azar, ese es sin duda el de las famosísimas máquinas tragaperras. Ya desde el siglo XVIII las tragaperras se tenían como parte del juego nacional, tomándose como un mueble más de los bares y tabernas también en los pueblos más escondidos de la geografía hispana. También los países europeos como Francia e Italia se hicieron eco de la popularidad de las tragaperras españolas.
Entrar en un bar y ver en alguna de sus paredes una de estas máquinas acopladas es todavía de lo más frecuente, incluso cuando más del 50 % de las totales ha desaparecido de estos ámbitos. Por suerte para los aficionados, no están en peligro de extinción, sino que más bien han migrado hacia otro hábitat más accesible y cómodo para todos los usuarios: los casinos online.
Las plataformas de juegos de azar en línea viven un momento de esplendor superior incluso a aquel periodo de entre los años 70 y 80 en que los casinos de todo el mundo vibraban con el gentío constante en sus salas. Decenas de miles de usuarios se dan cita en una misma web a la vez para tentar a la suerte y probar por si de casualidad pudieran engrosar fácilmente sus cuentas bancarias. Ruletas, póker, apuestas sobre noticias deportivas, eGaming, Black Jack… Todos los juegos convencionales encerrados ahora tras la pantalla de un móvil. Y, por supuesto, también las máquinas tragaperras.
Aunque el soporte sea distinto, el modo de juego sigue siendo el mismo: si juntamos las tres figuras a la vez, tendremos nuestro premio. Aun así, la variedad temática de tragaperras sí que ha aumentado considerablemente con la llegada de las nuevas tecnologías. Aunque la inspiración en el producto nacional siga siendo básica, todo tiene un diseño mucho más moderno e incluso es posible acceder a algunos minijuegos ligados a la propia tragaperras. Cualquier casino online presentará su catálogo personalizado, aunque muchos de ellos coinciden debido a que su proveedor es el mismo.
En España, empresas como MGA, R Franco o IGT son líderes en el sector de los juegos de azar y ofrecen sus diseños y formatos a la mayoría de casinos online que tienen licencia para operar en nuestro país. Su éxito ha sido tal que incluso los casinos físicos de siempre apuestan por estos diseños innovadores con el fin de atraer a la mayor cantidad posible de clientes. No en balde, el eGaming cada día cuenta con más adeptos entre los usuarios y las máquinas tragaperras se han beneficiado mucho de su popularidad. La prueba palpable de que las tragaperras de factura española triunfan son los juegos Chiquito o Barragán y los tesoros del parque, basado en sendos personajes archiconocidos por todo el público español y cuya figura hace aún más atractiva la apuesta.
Uno de los beneficios del ingreso en internet para el mercado de las tragaperras y sus usuarios es el aumento en la capacidad de ganancias. Al disponer de un grupo de consumidores mucho más nutrido, también es posible acumular más. Actualmente, lo máximo que podremos ganar en un juego serán 30.000 €, aunque algunos no ofrecen más de 15.000.
Aunque las tragaperras siguen siendo un juego emocionante, cuando hablamos de azar y dinero la mejor apuesta que poder hacer es el juego seguro. Aunque internet ofrece un abanico muy amplio de plataformas para divertirse con este formato, no todas cuentan con la garantía de calidad y fiabilidad que las instituciones gubernamentales responsables otorgan. En España las páginas autorizadas para operar en nuestra red muestran un sello del Estado, generalmente dispuesto en la zona baja y derecha de la web. Si no vemos este distintivo, lo mejor será abandonar la página de inmediato y no dar ningún dato identificativo bajo ningún concepto.
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