Artículo de opinión de Xavier Espanya
España y la Comunidad Internacional dejan que Marruecos atropelle a los saharauis
La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, se lució en sus declaraciones sobre el conflicto saharaui durante la entrevista que le realizó el pasado lunes Carles Francino en la Cadena SER.
“Ni el Gobierno español ni ningún otro han hecho balance por las dificultades que tenemos”, “no podemos asegurar si ha habido víctimas”, “espero un análisis detallado de los hechos”.
Caramba con la ministra, a ver si averigua la respuesta, ¿quién pone las dificultades para que ni el gobierno español ni ningún otro país tengan acceso al escenario de los hechos?
¿A quién le interesa que no se sepa lo que sucedió en el asalto al campamento de Agdaym Izik y en la persecución actual y detenciones masivas de saharauis en el Aaiún?
¿Por qué el Gobierno de Rabat bloquea la entrada de periodistas y diputados de cualquier parte del mundo?
Otras declaraciones de Jiménez, “intentamos mantener la interlocución, ello nos ha permitido un mínimo diálogo”. “La importancia que tiene las relaciones con Marruecos por la defensa común de intereses, el tráfico de drogas y los flujos migratorios. La estabilidad de Marruecos es un elemento fundamental”. “No es incompatible la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, hemos hecho llegar esta preocupación”.
¿Y para qué está sirviendo ese mínimo diálogo? Permítame que le responda, para que Marruecos continúe con el genocidio que está llevando a cabo con el pueblo saharaui, cuando algún día la ONU, la Comunidad Internacional, EEUU -¿dónde está, qué dice Obama?- y España estén en condiciones de hacer balance, ya será tarde.
Otra respuesta de la nueva ministra convertida por ella en pregunta, ¿Qué se nos pide?, que no tengamos interlocución, el representante del pueblo saharaui es el Frente Polisario y las conversaciones avanzan bastante bien”.
Muy fácil, Trinidad, los partidos políticos, salvo el PSOE, los medios de comunicación de derechas y de izquierdas, los expertos en política internacional, todos le piden más contundencia en la condena de los hechos y sobre todo una exigencia contundente a Marruecos para que respete los derechos humanos de los saharauis que están siendo pisoteados, no desde ahora, sino desde hace muchos años en los que activistas como Aminatu Haidar y muchos otros han pasado, o están en estos momentos, en las cárceles marroquíes por el único delito de proclamar un Sahara independiente.
Un recientísimo informe del CNI, organismo gubernamental español, publicado hoy por el diario El Mundo, revela la detención de 600 saharauis tras desmantelar el campamento de Agdaym Izik.
La tibieza y la tolerancia mostrada durante los 35 años por los sucesivos gobiernos, amparándose en las buenas relaciones que debemos mantener con nuestro vecino del sur, ha desembocado en la situación actual.
Por cierto, ministra ¿dónde ha quedado su petición a Rabat para que permita el acceso de los periodistas españoles al Aaiún?, debe saber que prosigue el bloqueo informativo y que el ejecutivo de Marruecos monopoliza toda la información.
Resulta muy difícil de creer que el asalto de las tropas marroquíes al campamento se cobrara 9 víctimas entre los soldados o agentes y tan sólo 2 víctimas saharauis -como dicen las fuentes del gobierno alauita-. Es decir, que los centenares de asaltantes bien armados salieron perdiendo de su enfrentamiento con los habitantes del campamento que sólo pudieron defenderse con palos y piedras.
Frente a la masacre no vale la cobardía ni los intereses
que se superpongan a los derechos humanos
Otra de las perlas de Jiménez sobre el problema saharaui “no es un tema bilateral”, entre España y Marruecos. Y derivó la responsabilidad hacia la Unión Europea y hacia Francia, “la UE es la que tendría que examinar los hechos y la situación, haremos balance cuando tengamos toda la información”.
Caramba, se le habrá olvidado a la ministra, que por cierto en su día participó en manifestaciones junto a los saharauis reclamando el derecho a la autodeterminación del Sahara Occidental, que España es el único administrador legal del territorio ocupado ilegalmente por Marruecos y por tanto que tenemos toda la responsabilidad de lo que le pueda suceder a un colectivo que fue español no hace muchos años.
Por cierto, Zapatero desafió en su día a todo un presidente de los EEUU, retirando las tropas de Irak y ahora le tiene un miedo tan atroz al monarca marroquí, que no se atreve a defender, con contundencia, los derechos humanos de los saharauis y los derechos a la libertad de expresión que están siendo pisoteados sistemáticamente por el gobierno magrebí.
Al nuevo hombre fuerte del PSOE, Marcelino Iglesias y a su ejecutiva, les preguntaría ¿por qué no asistió ningún dirigente socialista el pasado sábado a la manifestación de Madrid? Las declaraciones del secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, fueron tan contundentes como elocuentes “frente a la masacre no vale la cobardía ni los intereses que se superpongan a los derechos humanos y a la libertad de un pueblo que quiere decidir su destino”. Y Cándido Méndez, máximo dirigente de la UGT, tampoco se mordió la lengua, “es lamentable el pragmatismo ramplón que está acreditando el Gobierno con su comportamiento en este grave conflicto”.
A los desaciertos del ejecutivo en el caso de la crisis económica se le une ahora sus muestras de debilidad en la problemática saharaui que le abren otra brecha entre su potencial y deprimido electorado. Mientras tanto, el PP se frota las manos porque el espabilado Esteban González Pons se percató del vacío socialista en la manifestación y lo ocupó raudo y veloz para ahondar en la herida de su enemigo político.
Pero que no cunda el pánico, porque dentro de dos años se volverán las tornas y veremos a González Pons ensalzar las excelencias de las relaciones españolas con Marruecos, al tiempo que Zapatero y Jiménez enarbolan, en más de una manifestación, la bandera saharaui.
Una última reflexión; alguien con sano juicio resaltaría en público su amistad con un vecino de escalera, por muy influyente que fuera, caracterizado por los maltratos que a diario propinara a su mujer y a sus hijos. Pues eso.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
"La tibieza y la tolerancia mostrada durante los 35 años por los sucesivos gobiernos, amparándose en las buenas relaciones que debemos mantener con nuestro vecino del sur, ha desembocado en la situación actual".
Y si a eso le añadimos que cuando murió el padre del actual sátrapa de Marruecos, el Borbón dijo lo siguiente: "Le he dicho al Rey Mohamed VI que lo mismo que era mi hermano mayor el Rey Hassan II, ahora soy yo su hermano mayor" ¿Qué interés puede haber arreglar la situación? Y es que a Campechano I siempre le ha ido bien eso de pelotear a dictadores.
La cosa está mal, muy mal. Todos tienen miedo de romper relaciones o de que se moleste el morito. Esto es una prueba del poco peso que tiene España en la escena internacional.
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