La calle San Juan, otra vía con dificultades para el peatón
El mal estado de la calzada y las aceras suponen una barrera arquitectónica más
Por muchas vías de Alzira, cualquier ciudadano que circule a pie, en moto o en bicicleta puede encontrarse con baches que pueden provocar una caída o la pérdida de control del vehículo, con la posible consecuencia de sufrir un accidente que no habrá sido por una distracción, sino por el mal estado de la calzada.
El abandono de muchas calles convierte a Alzira en una ciudad inaccesible. El problema es bastante grave, aunque parece no preocupar a nadie. La calle San Juan es un ejemplo de ello. Parece que se desconoce que las calzadas necesitan trabajos de conservación pensando, sobre todo, en determinados grupos de población como discapacitados, usuarios de sillas de ruedas, personas muy mayores…
La irresponsabilidad lleva a situaciones de peligrosidad como el de la calle San Juan, toda una travesía de obstáculos en la que hay que caminar o circular sorteando continuamente baches y desniveles. Una auténtica barrera arquitectónica.
Citas para enmarcar
Elena Bastidas: “Tenemos un compromiso y un objetivo bien definido, estructurar una completa accesibilidad en Alzira”.
Enrique Montalvá: “Continuamos trabajando para adecuar todas las vías públicas de Alzira que lo necesitan”.
Enrique Lahuerta: “Se han elaborado unos presupuestos realistas, reduciendo lo superfluo y manteniendo lo indispensable”.
TODO ESTO ES…
F A L S O
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Vamos a razonar, en mi ciudad siendo muy pequeña, pero lo recuerdo, la mayoría de las calles eran de tierra. Carros que se atascaban cuando llovía, las bicicletas se llenaban de barro no se podía circular con ellas. Las casas muchas de ellas el suelo eran de tierra. Las calles por la zona que yo he vivido durante toda mi vida, San Francisco y Hernán Cortés, son para mí reliquias bellas de mi ciudad. Nos hemos vuelto tan finos que nos resbalamos. Decidme, ¿qué queda de nuestra ciudad del ayer? Unos cuantos recuerdos. Murallas reformadas, el puente del rio deshecho, hoy la avenida de los santos patronos, solo quedan sus monumentos. Escuelas Pias la Gallera y otros pocos. Los niños éramos muy felices en esas calles, se podía jugar en ellas. Hoy los niños no se oyen en esas modernas calles. Hay un peligro mayor, la contaminación de los gases y que nuestros hijos pequeños o nietos sean atropellados por tantos coches. Siempre ha habido ciegos, paralíticos, y personas mayores que se valían de un garrote para caminar. Yo he conocido a muchos, mis abuelitos caminaban con dificultad por esas calles, milagrosamente nunca les he visto caer en ellas, y eran muy viejos. Voy a decir un refrán muy verídico valenciano: “EL QUE NO ESTÁ A COSTUMBRAT A BRAGUES LES COSTURES LI FAN LLAGUES” Rascacielos de fincas que ni siquiera se conocen los que viven en esos pisos a los vecinos. En esas casas humildes que había y aun quedan en muchas calles de Alzira, éramos todos los vecinos como familia. ¿Y nos quejamos si hay baches? Baches hay en nuestros corazones que nos hacen tropezar por ciegos, por impedidos, por la falta de escasez del cariño y amor de nuestros vecinos alcireños. Se conocía la pescadera del pueblo, el carnicero, el herrero que vivía en la calle Virgen del LLuch al vaquero que yo solía ir a ver como mullía esa leche pura de sus vacas. ¡Ay! mis amados alcireños, si mis abuelos alzaran la cabeza y vieran la ciudad se volverían locos por el cambio de la humanidad. He ido al rio a ver las mujeres como lavaban la ropa o los lavaderos, era todo hermoso muy bello y natural y por un simple bache de nuestras antiguas calles menudo revuelo. Hay que ir descalzos vecinos de mi pueblo, puede que algún día nos falte calzado, y si tú te acostumbras a ir descalzo sufrirán tus pies menos daño.
Con esto no niego que se arreglen un poco esos baches, pero vecinos alcireños no nos quejemos, pueden venir tiempos peores. Ya quisiera con mi edad estar en mi pueblo y no en lo que la han convertido, ¡moderna ciudad!, ser toda una familia, ahora como desconocidos andamos por las calles sin hablarnos y sin un saludo de alegría recibes de ese vecino que vive abajo o arriba.
¡Dios nos aleje de tanta modernidad! En el cielo ver de noche las estrellas, hoy los focos eléctricos no las esconden a ellas. La tierra Dios la creo para que las familias siendo el hombre labrador viviéramos de esas frutas y verduras por el buen sembrador. En humildes barracas vivían en gran mayoría muchos valencianos, sin luz eléctrica, con faroles de velas era su únicos alumbrados. Nos hemos salido de lo natural, estamos destruyendo la Tierra nuestro maravilloso hogar, y todo por la culpa de la modernidad. Los niños no juegan en las calles, ni en la tierra hacen figuras de barro en ella. Si el niño se ensucia hoy en los parques modernos se llevan algunos unos azotes buenos. Ni siquiera pueden en la tierra de ese parque jugar, porque las madres desean a sus hijos en pasarela de modelos y limpios. Maquinas eléctricas hay para jugar en sus manos, estas no ensucian el cuerpo pero dañan el cerebro. Móviles que los jóvenes se pasan todo el día dándole al teclado, solo piensan en chatear, sin tener contacto con la verdadera realidad. Prefiero en esos baches del ayer en ellos tropezar. Y no matarme desde el alto rascacielos, en ellos en jaulas cerradas, vivimos hoy, la mayoría de los alcireños.
Rosa María de Dios
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